sábado, 7 de julio de 2012

POR CULPA DEL DÉFICIT

Cuando en el fatídico mayo de 2.010 el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se plegó a las exigencias del presidente norteamericano Obama y de la canciller alemana Merkel y tomó una serie de medidas que recortaban históricos derechos sociales de los trabajadores, congelaban las pensiones, bajaban el salario a los funcionarios un 5% y subían el IVA hasta el 18%, ya advertimos que empecinarse en el gravísimo error de seguir con las políticas que imponían la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, lo que había sido la mecha que hizo estallar las hipotecas subprime, provocaría el hundimiento del mercado interno y un mayor desequilibrio en las cuentas del Estado. Por aquel entonces, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, y algunos otros conspicuos personajes del PP, proclamaron a los cuatro vientos sus críticas a esas medidas, sobre todo a la subida de los impuestos, diciendo que se recaudaba mas bajándolos.
Tras la llegada de los populares al poder, la iniciativa de mas calado socioeconómico que acometió el nuevo Gobierno fue la nueva vuelta de tuerca a la reforma laboral (los socialistas ya habían hecho otra) que abarataba el despido y daba todavía mas facilidades a la precariedad laboral, consagrando la tan manida por la patronal "flexibilización del mercado de trabajo". La coartada para la fechoría era que con esa iniciativa se facilitaban las condiciones para la creación de empleo y para la confianza de los inversores. Sin embargo, como todos sabemos, la única consecuencia ha sido el aumento del paro hasta cifras insoportables.
El Gobierno de D. Mariano Rajoy también aprobó unos Presupuestos Generales del Estado para este año muy restrictivos, donde casi todas las partidas del gasto sufrían serios recortes, eso sí, salvaguardando las pensiones y los salarios de los funcionarios, que, no obstante, continuaron perdiendo poder adquisitivo, unas mas de un 2% y otros mas de un 3%. El dinero destinado a inversiones también disminuyó drásticamente. El objetivo era conseguir para 2.013 un déficit de un 3%, el impuesto por Bruselas. Al poco tiempo, ante las dificultades para financiar la abultada Deuda, por la que ya estamos pagando unos intereses del 7%, y ante la evidencia de nuestros socios de que sería imposible que se cumpliera el objetivo marcado, se llegó al acuerdo de que se permitiría a España tener un déficit en 2.013 del 5% y que se esperaría a 2.014 para que se consiguiera el obligatorio 3%. Pero el gigantesco agujero de la banca española conseguido gracias a las políticas del pelotazo financiero-inmobiliario, unos 180.000 millones de euros, y la urgente necesidad de los entes surgidos de la fusión de las cajas de ahorros, como Bankia, de recapitalizarse para no quebrar, hicieron que nuestro Gobierno tuviera que acudir, pedigüeño, a nuestros socios europeos, vía BCE, para conseguir dinero. De esa línea de crédito abierta aquí todavía no ha llegado un céntimo, pero cuando llegue solo servirá para salvar el culo a la banca y a los políticos que la han estado gestionando durante todos estos años. Al ser el Estado el garante del préstamo, los ciudadanos acabaremos pagando con mas Deuda pública el saneamiento de las entidades financieras, una Deuda que compran los propios bancos a los que tendremos que pagar esos intereses del 7% de que hablábamos. Sí, ya sé que este es un timo todavía mas burdo que el de la estampita, pero los ciudadanos parecemos paletos y aún no nos hemos decidido a decir basta.
En este contexto, con el diferencial de la prima de riesgo por la nubes y la bolsa por los suelos, la confianza de los inversores y de los consumidores ha desaparecido por completo. Por si esto fuera poco, las continuas subidas de precios (electricidad, gas, carburantes, alimentos, servicios, etc) y de impuestos, como la del IRPF, han terminado por hundir el consumo de las familias, que tienen que hacer juegos malabares para llegar a fin de mes. Ya es una evidencia para el Gobierno que tampoco se podrá cumplir con el déficit del 5%, salvo que se meta tijera en las pensiones y los salarios de los funcionarios y se suban los impuestos que tanto se criticaron, como el IVA.
Naturalmente, con otro brutal recorte del poder adquisitivo de los ciudadanos, el suicidio colectivo estará servido. Pero la culpa no será de los políticos que nos han llevado hasta el cadalso, será del déficit, del que nadie querrá ser responsable.
 

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