miércoles, 18 de julio de 2012

NO TODOS SOMOS CULPABLES

A pesar de las durísimas medidas aprobadas por el Gobierno que preside Rajoy, España sigue en el ojo del huracán, con el diferencial de la prima de riesgo por encima de los 550 puntos básicos y con la bolsa por los suelos. No solo los especuladores financieros internacionales no nos dan tregua, incluso Finlandia se permite chantajearnos para no bloquear la ayuda que la UE ha puesto a disposición de los bancos, en quiebra técnica por la especulación financiero-inmobiliaria. Mientras España tiene que pagar un 7% por la financiación de la Deuda a 10 años, Alemania está pagando en estos momentos intereses negativos. La situación es tan alarmante que el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha tenido que salir a declarar que nuestro país no va a ser intervenido, pero como la credibilidad de nuestros políticos ya es nula, los ciudadanos, seguramente y con razón, estarán pensando en todo lo contrario.
Contemporáneamente, el nuevo gobernador del Banco de España, Luis María Linde, no ha ahorrado críticas a sus predecesores, denunciando que mientras dejaban sin hacer sus deberes de supervisión y control del sistema financiero, se dedicaban a dar consejos sobre lo que debía hacer el Gobierno en materia laboral, por ejemplo. Pero, a los que criticábamos hace ya años, sin ambages, a Fernández Ordóñez, precisamente por actuar así, no se nos hizo ningún caso.
Cuando todo se viene abajo y tanto los que nos gobiernan como los que lideran la oposición son incapaces de tomar las medidas que de verdad son imperativas para enderezar la situación, ha llegado la hora de buscar culpables, mas que nada para inundarlo todo de tinta de calamar mientras los facinerosos intentan escurrir el bulto. Así, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, que ha sucedido a Díaz Ferrán, el que se lleva el dinero a Suiza mientras pedía esfuerzos a los trabajadores en nombre del patriotismo, dice ahora que dejar entrar a tanto extranjero fue una grave equivocación. Pero no solo van a ser los inmigrantes los culpables, ya se está diciendo que todos lo somos, porque había una fiesta donde los ciudadanos de a pie también participábamos. Los sinvergüenzas que inflaron el precio de los pisos, los que colaboraron con ellos ofreciendo hipotecas a 40 años para que inmuebles que valían menos de la mitad pudieran venderse y los políticos que lo permitieron y participaron de la fechoría, los que, en fin, ha dejado España en la ruina y a cientos de miles de familias endeudadas de por vida, porque no tenían otra forma de acceder a una vivienda, dicen que la culpa debe ser compartida, mientras los medios de comunicación mercenarios avalan esa tesis en tertulias y debates donde siempre participa la misma gente, los suyos.
La estrategia de extender la responsabilidad de todo lo que ha pasado sobre la generalidad de la ciudadanía es un claro síntoma de que las cosas van a empeorar y de que los verdaderos culpables empiezan a tener miedo ante la reacción del pueblo cuando la situación llegue al límite. Pero, señores, ustedes se lo han buscado y, empleando la jerga de la impresentable diputada del PP, Andrea Fabra, bien que nos han jodido.

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