miércoles, 25 de julio de 2012

LA QUIEBRA DEL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS

Como una paradoja del destino, coincide la muerte de D. Gregorio Peces Barba, uno de los padres de nuestra Constitución, con la quiebra económica y política del Estado de las Autonomías, uno de los pilares fundamentales de nuestra carta magna.
Valencia fue la primera comunidad autónoma en pedir al Estado que la rescate, pero ya se han unido otras, entre ella Cataluña. La suma de todo el dinero que se va a necesitar para que las CC AA puedan hacer frente a sus pagos da miedo, porque las arcas de Estado central están vacías y tenemos una Deuda estratosférica a la que habrá que unir los 100.000 millones de euros para tapar el tremendo agujero de la banca. Con el diferencial de la prima de riesgo desbocado y unos intereses de financiación de la Deuda a 10 años que ya superan el 7,5%, solo podemos esperar lo peor.
Todo el mundo sabe ya lo que ha pasado para que España llegara a la actual situación y por ello la gente está poniendo el grito en el cielo, pero no se critica tanto la gestión que se ha hecho en las CC AA como en el Gobierno central. Tanto es así que mientras los electores barrían al Gobierno socialista de Zapatero por sus despilfarros y fechorías, no sucedía lo mismo en las regiones, donde Ejecutivos del PSOE, del PP y de CIU las armaron muy gordas. Las autonomías, que tienen transferida la administración de casi todos los servicios (educación, sanidad, etc,) y se llevan una buena parte de la recaudación, llevan muchos años sin hacer bien los deberes, incurriendo alegremente en déficits presupuestarios de infarto, mientras proliferaban los chiringuitos, los empleados públicos de libre designación, las obras faraónicas, los museos ridículos, las televisiones partidistas y nacionalistas, las embajadas en el extranjero, etc, todo eso sin contar con los casos de corrupción que todos conocemos.
Cuando se hizo la Constitución, Peces Barba (PSOE), Gabriel Cisneros (UCD), Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón (UCD), Jordi Solé Tura (PCE), Manuel Fraga (AP) y Miguel Roca (CIU) consensuaron un texto que ponía el acento en la descentralización del Estado, pero mas que por una mejor racionalización del gasto o por acercar la administración del Estado a los ciudadanos, por imposición de los nacionalistas. Aquella cesión sirvió para sacar adelante una Constitución en momentos muy difíciles, pero abrió una herida que se ha gangrenado con el tiempo. Hubo una competición por acceder a la autonomía por los artículos 143 o 151, que entablaron algunas regiones, pero lo verdaderamente sustancial fue que al país Vasco y Navarra se les reconocieran los Fueros, permitiendo que tuvieran un tratamiento fiscal distinto y que no se creara un órgano que embridara y controlara a los Gobiernos autonómicos, que debería haber sido el Senado, que se acabó conviertiendo en una cámara que solo sirve para que algunos políticos tengan su modus vivendi resuelto. A pesar de todas esas cesiones, los vascos no aprobaron la Constitución, pese a que gracias a aquellos injustos y discriminatorios derechos históricos Euskadi es la comunidad autónoma que menos problemas económicos tiene del Estado.
Precisamente hoy, coincidiendo con la petición del rescate, el parlamento de Cataluña debate el sistema de financiación. España volverá a ser culpable mientras los catalanes pedirán las mismas cosas que ya tienen los vascos. Todo esto traerá cola.
Pero la realidad se va a imponer. El ministro de economía, de Guindos, ya está pidiendo el rescate y Bruselas, a cambio, no se va a andar con pamplinas. Nos darán hasta en el cielo de la boca, empezando por los manirrotos reinos de taifas en que se han convertido las CC AA. Pero, ¿qué pasará con la Constitución y con la democracia?.

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