viernes, 4 de mayo de 2012

LOS ACTIVOS TÓXICOS

Tras la reunión del Banco Central Europeo en Barcelona, podemos sacar dos conclusiones: El BCE no va a emitir mas bonos para comprar Deuda española y el Gobierno que preside Rajoy tendrá que solucionar de una vez por todas el grave problema de liquidez que padecen los bancos por culpa de los activos tóxicos, lo que está impidiendo que fluya el crédito y que repunte el consumo.
Cuando estalló la crisis financiera, los bancos españoles se esforzaron en hacernos creer que estaban saneados y que se encontraban en mucho mejor situación que la mayoría de los foráneos que estaban pasando por graves dificultades. No era cierto, porque solo era cuestión de poco tiempo que la morosidad y la paralización del negocio inmobiliario, en el que estaban muy centrados, lastrara irremediablemente sus balances. Aunque recurrieron a piruetas contables, convirtiendo pasivos objetivos en activos y no ponderando la pérdida real del valor de muchos inmuebles y terrenos, ni las Cajas de Ahorros ni los bancos han conseguido salir airosos y ocultar por mas tiempo el gigantesco agujero que padecen.
El BCE ha puesto casi 1 billón de euros a disposición de las entidades financieras europeas para ayudarlas a sanearse y para que particulares y empresas pudieran volver a disponer de crédito. Pero, esa ingente cantidad de dinero, a solo un 1% de interés, la han utilizado los bancos españoles para comprar Deuda Pública, a intereses de hasta el 5%, y, con la diferencia que pagamos todos, equilibrar en lo posible sus cuentas. No ha sido suficiente, uno, porque mucha deuda Pública tiene un vencimiento a varios años y otro, porque el pasivo derivado del negocio del ladrillo es estratosférico.
Ya llevamos semanas escuchando eso de la creación de un "banco malo" y ahora se empieza a hablar de la segregación en "bolsas inmobiliarias" de los pufos bancarios. Se trata de crear el eufemismo adecuado para disimular mejor el timo que piensan dar a la ciudadanía. La jugada consistiría en que el Estado se hiciera cargo de los negocios en ruinas y que los bancos se quedaran con el resto. Naturalmente, las decenas de miles de millones de euros que eso exigiría se sacarían de los bolsillos de la gente y de las prestaciones sociales. Es algo así como si usted tiene un negocio con varias áreas y pretendiera que las que le van mal y lastran sus beneficios las saneen sus vecinos a escote.
Esos activos bancarios que llaman tóxicos, son en realidad pasivos producto de la usura desmedida y de la voluntad de obtener plusvalías exageradas a costa del endeudamiento de por vida de las familias. Ahora, cuando se ha venido abajo la pirámide constructora-financiera, los bancos pretenden que se nacionalicen sus pérdidas. Ya verá usted como, tanto el Gobierno como el principal partido de la oposición, a los que los bancos financian sus campañas electorales y luego les perdonan sus deudas, nos intentarán convencer de que no hay otra salida. Pero la hay, nacionalícense las entidades financieras al completo, eso es lo justo.

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