sábado, 18 de febrero de 2012

LAS SANCIONES A IRÁN ENCARECEN EL PETRÓLEO

Las sanciones de la UE, presionada por Washington, contra la República Islámica de Irán y el anuncio de que algunos miembros de la Unión no comprarían mas petróleo iraní una vez que venzan los contratos en junio, han provocado que el Gobierno de Mahmud Ahmadineyad llamara a varios embajadores europeos, entre ellos el de España, para anunciarles que no se renovarán los actuales contratos y que, además, los vigentes estarán sujetos a nuevas condiciones. La consecuencia inmediata es que el petróleo ha alcanzado en los mercados internacionales la cifra de 120 dólares el barril, a pesar de que la demanda de crudo sigue contraída por culpa de la crisis económica.
La repercusión para España es muy grave porque Irán, con casi un 20 % (en 2.010 era el 14,6%) de nuestras importaciones de petróleo, es nuestro principal suministrador y porque a las dificultades por la que está pasando nuestra economía, la de las Administracciones y la de las familias, se va a unir ahora una fuerte subida de los carburantes y todos los productos y servicios que, de una u otra forma, dependen de ellos, que son casi todos. Porque nuestro país puede suplir las importaciones de petróleo iraní incrementando las de otras procedencias, pero a otro precio.
La entrega incondicional de nuestra política exterior a los intereses de EE UU y otras potencias y el prurito atlantista de nuestros gobernantes, tanto del PSOE como del PP, nos están costando muy caros, en vidas humanas (ya llevamos mas de cien muertos, entre accidentes y combates, en Afganistán) y en dinero. Los Gobiernos de Francia y Gran Bretaña han sido los primeros en apuntarse a las sanciones contra Irán en Europa, pero uno cuenta con 59 centrales atomoeléctricas que producen el 80% de la energía eléctrica gala y el otro con un importante suministro de sus plataformas petrolíferas en el mar del Norte y con cierto control sobre las subastas diarias de crudo que se hacen en Londres. Ambos, junto con EE UU, tienen además intereses estratégicos, militares, imperiales, llámelos usted como quiera, en el Golfo Pérsico y en la Península Arábiga.
Los países que, como España, pretenden castigar a Irán por su supuesto programa nuclear militar, soslayando el auténtico arsenal atómico israelí, por ejemplo, van a pagar cara su osadía, mejor dicho, como siempre, los ciudadanos pagaremos la osadía y las ocurrencias de nuestros políticos.

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