lunes, 27 de febrero de 2012

LA SALIDA DEL EURO

Si hace tan solo dos años nos hubieran dicho que iban a suceder cosas como las que ahora estamos viendo, y padeciendo, no lo habríamos creído. ¿Quién se podía imaginar que la gente se tendría que jubilar a los 67 años, que las empresas podrían echar a la calle a los trabajadores casi gratis y que el Gobierno podría entrar a saco en las nóminas de los proletarios?, mientras la izquierda se pierde en debates sobre personas y los sindicatos están a la espera de que no les toquen lo suyo, las subvenciones y los miles de liberados que viven, a la vista está, del cuento.
Los ciudadanos deben ser conscientes de que esta crisis no tiene salida, porque el sistema político-económico imperante está agotado, y de que los brutales recortes sociales que se han convertido en cotidianos no se detendrán ni serán reversibles sino hay un cambio radical.
En muy poco tiempo los pueblos han retrocedido casi un siglo en sus conquistas sociales y los Estados se han convertido en marionetas de la gran banca, de las corporaciones que han crecido a su sombra, de los fondo especulativos de inversión, en fin, del capital.
Cuando España salió de la dictadura franquista había una gran ilusión entre la gente de que nuestro país se homologara con Europa. Queríamos democracia y libertades y también un nivel de vida y unos derechos sociales como los que disfrutaban nuestros vecinos del Norte. Algunos políticos sin escrúpulos se aprovecharon de ello para otros fines, como hizo Felipe González al decir a los españoles que si queríamos estar en la UE teníamos que entrar en la OTAN, una mentira obvia.
Pero mientras se estaba construyendo una nueva Europa, con la incorporación de mas y mas países (en poco tiempo se pasó de diez a veintisiete) y se desmoronaba el mundo del Este, las contradicciones de la socialdemocracia estaban preparando el camino para que los partidos de la derecha se hicieran con el poder, como así ha sucedido en casi todo el continente. Este cambio tuvo consecuencias muy graves para la construcción europea porque la Unión se convirtió en un mero instrumento para el intercambio de capitales y mano de obra y en una estructura financiera supranacional en manos de los bancos. ¿Donde quedó la Constitución Europea que aprobamos los españoles en referéndum? ¿donde está la Europa de los pueblos?.
La UE es hoy un ente que vive al margen de los ciudadanos, con instituciones que no sirven para nada y miles de burócratas supeditados al dictado de los países poderosos. No hay una política exterior, ni de defensa, ni social, ni monetaria, etc, común, es una caricatura de lo que habíamos soñado. Países como Gran Bretaña incluso tienen Gobiernos que se declaran euroescépticos y que hacen todo lo posible por cargarse la moneda única, que no lo es, para su beneficio.
Pero, además, los Estados que fueron signatarios del Tratado del Carbón y el Acero, germen de la UE, están en graves dificultades y hacen todo lo posible por defender sus intereses nacionales a costa de otros. No solo eso, utilizan la política monetaria como un instrumento de dominación y obligan a los demás a plegarse a sus recetas económicas y presupuestarias.
Los alemanes ya están invitando a Grecia a irse del Euro, porque saben que, a pesar de las quitas y las ayudas, no van a poder integrar al país heleno. Pero dentro de no mucho tiempo habrá otros Estados que se plantearán abandonar la moneda única como única salida a sus crisis particulares, para poder hacer políticas keynesianas y planes de estabilidad desde sus propios bancos centrales y para poder utilizar el papel moneda como instrumento de recuperación económica, sin estar sujeto al corsé del BCE y a las directrices interesadas de los Gobiernos de Alemania y Francia.
La recuperación de la soberanía sobre las políticas monetarias y presupuestarias, algo que hoy parece de locos, será imperativa para parar el declive inexorable hacia el empobrecimiento de los países del Sur de Europa.
¿Volveremos a la peseta?, ya lo veremos.

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