lunes, 13 de febrero de 2012

GRECIA ARDE

El Parlamento griego acaba de aprobar las últimas medidas de austeridad exigidas por la UE, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, para entregar los fondos del segundo plan de rescate y evitar así la bancarrota. Esas medidas, como está sucediendo en otros países de Europa, se concretan en bajadas de salarios (22% menos de salario mínimo) y despidos (otros 15.000 funcionarios), además de subidas de tasas e impuestos. Esta decisión del Parlamento se une a todo un rosario de iniciativas que ya habían dejado a millones de personas al borde mismo de la indigencia, mientras los bancos y las clases pudientes han sacado del país en los últimos años ingentes cantidades de dinero.
Pero Grecia ha llegado al límite. Es muy peligroso poner a la gente entre la espada y la pared, porque cuando los ciudadanos no tienen nada que perder suelen tomar decisiones radicales. Hay algunos aspectos diferenciadores de la sociedad griega que pueden llegar a jugar un importante papel si la UE no es capaz de encauzar la situación. Por un lado, el juego del bipartidismo ya se ha agotado, socialistas y conservadores, que ahora están gobernando juntos, son vistos, por igual, como enemigos de la ciudadanía; por otro está el poder de movilización de los sindicatos, que se han enfrentado a las decisiones antisociales desde el primer momento y que, a pesar de las muchas huelgas generales organizadas, siguen teniendo una gran capacidad de convocatoria; por último está la fortaleza del Partido Comunista Griego que, junto con el que gobierna en Chipre, ha sobrevivido a la hecatombe de la izquierda tras la caída del Muro de Berlín y está adquiriendo un inusitado protagonismo.
En estos momentos, el divorcio entre la clase política que gobierna Grecia y la calle es completo y no existe ningún partido moderado capaz de ilusionar a la gente, porque las injusticias que se han vivido en el país en los dos últimos años son monumentales.
A falta de alguien en quien confiar, los ciudadanos irritados que cada pocos días salen a la calle a combatir con cócteles molotov, piedras y palos contra los antidisturbios ya han elegido un líder, que no es otro que un perro color canela, que algunos dicen que puede ser de la raza "Strasser" o "Weger" y otros que es un cruzado callejero, que se ha convertido en el icono de la protesta por su beligerancia y agresividad contra la policía y su fraternal unión con los manifestantes y al que todos llaman "Lukanikos" (salchicha, en griego).
El pueblo griego, en el que se cisca la derecha europea, ya ha dado pruebas a lo largo de la Historia de su valentía y coraje y no va a ser el escenario de esta crisis artificial peor que el de la Batalla de las Termópilas, la guerra contra los nazis, o el combate contra la dictadura de los coroneles. Lucharán hasta el final.

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