viernes, 10 de junio de 2011

LAVERDAD SOBRE LA DEUDA

Estos días los ciudadanos asistimos a otro episodio escandaloso sobre la gestión de los políticos que, como una gran cruz a cuestas, nos han tocado, o hemos elegido en esas listas cerradas y bloqueadas convertidas en una nomenclatura partidista que tiene bien poco de democrática. El PSOE ha perdido el gobierno de todas las autonomías donde se han celebrado elecciones salvo en Extremadura, donde lo conservarán gracias a IU y altos dirigentes del PP no han perdido el tiempo en manifestar que en alguna comunidad autónoma que ha pasado a sus manos, como Castilla-La Mancha, por ejemplo, las cuentas públicas, en concreto, el volumen real de la Deuda, es mucho mayor del declarado, incluso han manifestado que quizá no se puedan pagar ni las nóminas de los funcionarios. El Gobierno que preside Zapatero ha respondido calificando la actitud de los populares de antipatriótica e irresponsable, porque el interés para poder financiar el pasivo español se puede disparar aún más.
La verdad es que las cuentas públicas españolas están maquilladas y esta situación es especialmente grave en las CC AA y los ayuntamientos, hay que decirlo. Conviene recordar que también se nos llamó irresponsables a los que asegurábamos que no era cierto que la banca española estuviera saneada y que, en concreto, las Cajas de Ahorros tenían un agujero enorme producido por la quiebra de la política del “ladrillo”, a causa de los créditos incobrables que se habían concedido alegremente tanto a particulares como a empresas. Ya sabe usted que la realidad al final se impuso, obligando a fusiones cuyas consecuencias y costos están todavía por ver en toda su extensión. Pero, otro ejemplo, también CIU, al tomar en sus manos las riendas de la Generalitat, descubrió que el tripartito que capitaneaba el PSC había falsificado las cuentas y que el volumen de la deuda pública catalana era muy superior al contabilizado. Hasta tal punto es así que el Gobierno del señor Artur Mas se ha visto obligado a realizar brutales recortes de todas las partidas presupuestarias, incluidos servicios esenciales como la Sanidad, y a anunciar que Cataluña no podrá cumplir con el objetivo del déficit que exige el Ejecutivo central, incluso tendrá que doblarlo para poder hacer frente a los pagos pendientes y a la amortización de la Deuda. En los próximos días, cuando cambien de mano muchas administraciones y se abran auditorías, saldrán a la luz cosas que nos pondrán los pelos como escarpias.
La mayor parte de la Deuda sin declarar son facturas que se deben a proveedores, como en una república bananera, muchas apiladas en cajones desde hace meses, e incluso años, otras, todavía mas fuerte, que se están destruyendo apresuradamente.
El problema fundamental que padece España es que las administraciones han gastado muy por encima de lo que ingresaban, pero con la crisis y la caída de la recaudación la situación se ha agravado.
Se han mantenido durante años unas políticas clientelistas con el único objetivo de salir airosos en las urnas. El PER, la Ley de Dependencia y todo un entramado de ayudas sociales, de las que podíamos hablar largo y tendido, han generado un nivel de fraude enorme y desviado un dinero que solo tendría como disculpa para el endeudamiento la inversión y la creación de puestos de trabajo.
Europa ya nos ha dicho que se acabaron las alegrías, que no quieren acudir a nuestro rescate y que si pensamos seguir gastando lo que no tenemos se tendrán que subir los impuestos que graban la energía, las gasolinas, etc, incluso volver a subir el IVA.
Los falsos progresistas, con una gestión nefasta de nuestros impuestos, han puesto los pilares básicos del Estado del Bienestar, como la Sanidad, la Educación y las pensiones, a los pies de los caballos y han hecho pagar a la ciudadanía sus despilfarros, eso les ha costado las elecciones, pero la falsificación de las cuentas públicas es un delito y eso se purga en la cárcel.

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