sábado, 24 de diciembre de 2011

YA NO SE PUEDE PESCAR EN AGUAS DEL SÁHARA

La decisión del Parlamento Europeo de votar en contra de la prórroga del acuerdo pesquero con Marruecos, que expira el próximo 27 de febrero, ha caído como un jarro de agua fría sobre los pescadores canarios y andaluces. La reacción inmediata del régimen alauí ha sido la expulsión de los barcos españoles que faenan en el caladero saharaui.
Los que siempre hemos estado del lado de la República Árabe Saharaui Democrática pensamos que la decisión de Bruselas es justa porque se atiene al derecho internacional y a las resoluciones de la ONU, que no autorizan la soberanía de Marruecos sobre las tierras y aguas jurisdicionales del Sáhara Occidental y porque reconoce al pueblo saharaui como el único dueño de las riquezas de su país, expoliadas en contra de su voluntad.
El problema del Sáhara es una herida abierta desde que España, cuando el general Franco agonizaba, se plegó a las exigencias de EE UU para que ese territorio fuera entregado a Marruecos. Norteamérica temía que, a través de Argelia y el Sáhara Occidental, la URSS tuviera una salida al Atlántico desde el Mediterráneo, sin pasar por el Estrecho de Gibraltar, donde podían controlar el tráfico de los submarinos nucleares estratégicos soviéticos desde la base militar de Rota. También interesaba potenciar al régimen de Hassan II, padre del actual rey de Marruecos, un incondicional de las potencias occidentales que estaba enfrentado a Argelia, aliada de la URSS. Marruecos se quedó con un gran territorio, escasamente poblado, que no le pertenecía y usurpó sus riquezas, los fosfatos, el petróleo y gas del subsuelo y uno de los mas ricos caladeros de pesca del mundo, el de la plataforma canario-sahariana. Para tener una idea de la injusticia cometida baste decir que, con los ingresos que obtiene el régimen alauí de las riquezas del Sáhara, sus genuinos habitantes tendrían una de las rentas per cápita mal altas del mundo, pues son menos de 300.000.
Dicho lo anterior, ello no es óbice para que también tengamos que decir que la decisión del Parlamento Europeo no se debe, por ejemplo, a la lucha del eurodiputado de IU Willy Meyer, un histórico del PCE que lleva años trabajando por los derechos del pueblo saharaui, hasta el punto de que, hace pocas fechas, la policía secreta marroquí le agredió en el propio avión español que aterrizaba en El Aaiún, sino a que la derecha del Grupo Popular Europeo, que lideran Ángela Mérkel y Nicolás Sarkozy, ha querido que la UE se ahorre unos cuantos millones de euros a costa de los pescadores españoles que, políticas aparte, van a ser los mas perjudicados en este asunto.
La pérdida de peso político de España en los foros internacionales es directamente proporcional al sometimiento de nuestro país a los dictados de algunas potencias extranjeras, este grave error nos está restando protagonismo en Iberoamérica y en Europa, con doloso perjuicio para nuestros intereses estratégicos, tanto políticos como económicos. España debe mostrar los dientes cuando sea necesario, poniendo en valor su potencial económico y su situación geoestratégica, y haciendo saber que nuestra política de alianzas podría variar si nuestros intereses son mancillados y nuestra voz no es tenida en cuenta.
Dicho sea de paso, hoy es un buen día para recordar la magnífica labor que los servicios de inteligencia españoles y, en general, los miembros de nuestras Fuerzas Armadas, desarrollaron durante los sucesos anteriores a la vergonzosa retirada ordenada desde Madrid, en plena “Marcha Verde” y para discrepar de una de las primeras decisiones que ha tomado el Gobierno de Rajoy, sacar al CNI (“La Casa”) del ámbito de Defensa para ponerlo a las órdenes directas de la nueva todopoderosa vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Es otro grave error que pagaremos todos.

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