sábado, 10 de diciembre de 2011

CAMERON SE EQUIVOCA

La cumbre europea ha llegado al acuerdo que consagra el pacto fiscal y la estabilidad presupuestaria defendidos a ultranza por la canciller alemana Ángela Merkel, pero, lo mas importante es que los organismos e instituciones de la Unión podrán decidir en políticas macroeconómicas por encima de los Estados, incluso en los presupuestos nacionales, y también imponer sanciones si no se cumplen las directrices del BCE. Nace una nueva Europa, mas integrada, pero con un déficit democrático muy importante, pues los mandatarios que deciden estas cosas y los responsables de los organismos europeos que gobernarán el nuevo ente no han sido votados directamente por los ciudadanos para que ejerzan estas misiones.
Los acuerdos adoptados van a generar mas confianza en la moneda única pero, además, el BCE también ha tomado una medida que se hacía imprescindible, bajar los tipos de interés hasta fijarlos en el 1%, eso beneficiará la financiación de las empresas, de los bancos y de los propios Estados. Conseguido esto, la segunda fase debería ser una emisión prudente de papel moneda con la que el BCE podría comprar una buena parte de la Deuda de los países periféricos del Sur, dentro de un plan de estabilización y control de precios que aleje el peligro de inflación descontrolada.
Pero, hete aquí, que ese acuerdo, con todos sus defectos, pero imperativo, no ha convencido a los británicos. El Reino Unido no puede aceptar la ortodoxia fiscal y la disciplina presupuestaria porque, como en otros asuntos, los británicos se han convertido en una especie de hooligans de las finanzas internacionales, cambiando la piratería de los corsarios que financiaba la corona por otra nueva cuyos escenarios de actuación no son los mares sino las bolsas y los mercados de Deuda Pública. La City de Londres es la nueva isla donde residen los piratas, que llevan sus beneficios a los paraísos fiscales de las colonias a cambio de no atacar la Deuda del país de su graciosa majestad, que está entrampado hasta las cejas.
El primer ministro David Cameron dice que se alegra de estar fuera del Euro y que no le importa que el Reino Unido se quede al margen de la nueva Europa, se equivoca por completo. Todos sabíamos que a los británicos solo les interesaba el mercado único, pero su ausencia de vocación europea ahora se ha hecho explícita y tomamos buena nota de que no quieren ningún compromiso de verdadera integración europea. Pretenden tener sus propias políticas y que los demás nos sumemos a ellas, como la loca aventura que están preparando, junto a sus colegas del otro lado del Atlántico, para intervenir militarmente en Irán. Pero, fuera de los órganos de decisión europeos, cada vez van a tener mas difícil salirse con la suya.

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