miércoles, 28 de diciembre de 2011

TAMBIÉN EL REY

Este año que termina va a quedar grabado en nuestra memoria sobre todo por las cosas desagradables que han sucedido. Ha sido un periodo de pérdida de derechos sociales, de aumento escalofriante de las cifras del paro, de cierre de miles de pequeñas y medianas empresas y negocios familiares, de corrupción, que ya llega hasta las mas altas esferas, etc, como diría la reina británica, ha sido un annus horribilis. Pero lo peor quizá haya sido que en este año nos han mentido mucho, bastante mas de lo que suelen hacer habitualmente. El anterior Gobierno de Zapatero fue el paladín de los embustes, baste poner como ejemplo las declaraciones y andanzas del ya ex-ministro José Blanco. Si usted creyó algo de los plazos para acabar los tramos pendientes de la Autovía del Cantábrico, del AVE en Asturias o de lo malísimos que son los controladores aéreos, es un ingenuo. Pero no vamos a hacer aquí leña del árbol caído, a unos ya los han castigado severamente en las urnas y otros tendrán que vérselas con la Justicia, porque, además de mentir, eran unos chorizos.

Los ciudadanos sabíamos perfectamente el estado de corrupción generalizada que había en España en los años de bonanza económica y despilfarro a raudales y no hemos sido lo suficientemente firmes en la denuncia de los facinerosos y en exigir que el peso de la Ley y de la opinión púbica cayera sobre los sinvergüenzas como una losa. Pero las cosas han cambiado mucho, el poder adquisitivo de la gente ha caído en picado, particulares y empresas, que se habían endeudado imprudentemente, sienten en su cogote el vértigo del precipicio que se abre a sus pies, todo el mundo, en fin, está irritado y con ganas de poner el ojo en algún chivo expiatorio sobre el que descargar su mala leche, ahora, por fin, los corruptos están en el punto de mira.

El caso Urdangarín está teniendo mucho tirón mediático y ha servido para galvanizar el cabreo de los ciudadanos con las clases privilegiadas, a las que la crisis no ha afectado. Este país, no nos engañemos, es, ideológica y mayoritariamente, republicano, así que la Monarquía debe caminar con pies de plomo si quiere sobrevivir. Pero, como ya ha sucedido otras veces, no ha sido la izquierda, ni los republicanos, ni los demócratas los que han aprovechado la ocasión para disparar por elevación, aunque en esta ocasión podrían tener razones de peso.

El Rey, alarmado, ha querido salir a la palestra para dejar claro que no está con los corruptos, aunque estén casados con una de sus hijas, pero en su alocución del día de Nochebuena y para cerrar este año de despropósitos también nos ha mentido. Señor, usted sabe bien que la Justicia no es igual para todos:

Título II de la Constitución Española sobre la Corona, Artículo 56, apartado 3: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65, 2”.

Artículo 64, párrafo 2 : “De los actos del rey serán responsables las personas que los refrenden”.

Artículo 65, párrafo 2: "El Rey nombra y releva libremente a los miembros civiles y militares de su casa."





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