jueves, 22 de diciembre de 2011

RAJOY PRESIDENTE

El Congreso de los Diputados ya ha elegido como presidente del Gobierno a D. Mariano Rajoy y este ya ha puesto nombres y apellidos a su gabinete ministerial, se cierra la etapa electoral y los discursos para la galería, donde no se concretaba nada, y llega la hora de tomar decisiones para intentar solucionar los gravísimos problemas que los españoles padecemos.
La verdad, esperábamos otra cosa del discurso de Rajoy y de sus respuestas a las interpelaciones de la oposición, es cierto que hasta no saber, exactamente, como están las cuentas del Estado y hasta no tener elaborados los presupuestos (que el anterior Gobierno dejó sin hacer) no sería serio pormenorizar medidas y partidas económicas, pero ni siquiera se han esbozado las líneas maestras que piensa seguir el nuevo Ejecutivo, salvo, eso sí, recortar esos más de 16.000 millones de euros que, dicen, nos exige Bruselas y dar una segunda vuelta de tuerca a la reforma laboral que inició Zapatero, con la consecuencia nada exitosa de haber conseguido elevar el paro por encima de los 5 millones de personas.
Rajoy, como suponíamos, no traía nada nuevo bajo el brazo, va a seguir con una política económica muy parecida a la que estaba haciendo el Gobierno del PSOE en los dos últimos años de legislatura, es decir, recorte de gastos a base de reducir en casi todas las partidas y leña sin contemplaciones a los trabajadores, particularmente a los más jóvenes, introduciendo en nuestro mercado laboral los famosos contratos tercermundistas a los que han puesto el nombre de miniempleos, con salario para esclavos de solo 400 euros.
Rajoy ha dicho que no piensa subir el IVA ni los demás impuestos, pero, con una actividad económica bajo mínimos va a ser muy difícil equilibrar las cuentas solo a base de recortes.
De las pocas medidas acertadas y justas que desgranó en su discurso destacaríamos la revalorización de las pensiones que el Gobierno socialista de Zapatero había congelado, pasándose por la entrepierna el Pacto de Toledo, era una promesa electoral y se ha cumplido.
Después de lo que hemos escuchado en el Congreso y visto el perfil del nuevo ministro de economía, Luis de Guindos, un hombre que ha estado trabajando para los especuladores financieros de Lehman Brothers hasta ayer, mucho nos tememos que las medidas que se van a tomar solo van a conseguir que la situación económico-social de España de deteriore, aún más, en los próximos meses.
Rajoy no piensa recuperar los impuestos sobre sociedades ni sobre el patrimonio ni gravar mas a las sociedades de inversión especulativas que solo aportan el 1% de sus ganancias a la Hacienda Pública, tampoco va a tomar ninguna medida seria para acabar con la economía sumergida, como aprobar una ley sobre delitos sociales con graves penas para los que nos roban a todos.
En este contexto la banca europea pide 489.191 millones de euros al BCE para sanear sus cuentas, pagando solo un 1% de interés y comprando deuda pública de los países que los especuladores han puesto en la picota, como España, que rentan intereses por encima del 5%. Para entendernos, se trata de dar el dinero que los políticos quitan a los ciudadanos a los bancos y que también sea la gente la que pague los intereses de la deuda que las entidades financieras han comprado con nuestro propio dinero. Esto no es ingeniería financiera, es el timo de la estampita organizado por los nuevos déspotas y sus compañeros de correrías.
Mientras todo esto ocurre, el principal partido de la oposición está centrado en su próximo congreso que se celebrará en febrero, donde nadie pedirá perdón por las fechorías cometidas, que han allanado el camino a la derecha, ni se plantearán las medidas radicales que espera la ciudadanía para dar una salida progresista a la crisis. Deberían copiar lo que dijo la reelegida presidenta de Argentina, Cristina Fernández, “ni los mercados ni otras naciones dictarán lo que debemos hacer los argentinos”.
Los sindicatos también están desaparecidos, no quieren enfadar al nuevo Gobierno, no sea que se les corte el grifo de la financiación pública, principal fuente de recursos de tanto liberado que se desvive luchando por los intereses del proletariado, es un decir, naturalmente.
Así que, querido amigo, sea usted creyente o no, rece lo que sepa.

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