sábado, 3 de diciembre de 2011

ÉXITO DE LA CUMBRE DE LA CELAC

Con notable éxito de asistencia y de acuerdos logrados se ha celebrado en la capital de Venezuela, Caracas, la III Cumbre de América Latina y el Caribe, donde han asistido delegaciones de 33 países americanos (quedan excluidos EE UU y Canadá). Contrasta el ambiente de camaradería, de operatividad y de ambiciosos objetivos con la recientemente celebrada Cumbre Iberoamericana, patrocinada por España, donde de los 22 países invitados solo asistieron 11 y fue un estrepitoso fracaso.
Hace mucho tiempo que la política exterior española está supeditada a los intereses estratégicos de EE UU, llevando a nuestro país a intervenir en guerras, como Irak, Afganistán y Libia, e incluso a tener unas difíciles relaciones con los países hermanos del otro lado del Atlántico. Este proceso, aunque parezca increíble, se ha agudizado mucho con la democracia porque hasta el régimen del general Franco, que se mantuvo en el poder 40 años gracias al apoyo norteamericano, siempre tuvo buenas relaciones con todos los países iberoamericanos, incluida la Cuba castrista.
El proceso que ha llevado a la derecha española a convertirse en incondicionales de los USA merece un pequeño análisis. Desde la Guerra de Cuba, entre España y EE UU, la derecha española siempre había sido antinorteamericana, incluso, durante la Segunda Guerra Mundial, Franco colaboró con Alemania en la logística y enviando la División Azul a combatir contra la URSS que, no lo olvidemos, en aquel momento era uno de los países aliados contra las fuerzas de Eje. Todo el mundo sabe lo que les pasó a Hitler y a Mussolini al perder los fascistas la guerra y la derecha española temió que el régimen franquista corriera la misma suerte. Pero todo cambió cuando el presidente norteamericano Eisenhower visitó España en 1.953, se paseó en coche descubierto por Madrid con Franco y bendijo la dictadura a cambio de 4 bases militares y otras minudencias. Como por encanto, desde entonces, la derecha española se volvió pro-norteamericana, eso sí, no abrazó las libertades hasta la muerte del Caudillo. En Francia, por ejemplo, para nada la gente de derechas es incondicional de los USA, pero allí el proceso histórico ha sido diferente.
Pero esa supeditación no es solo una seña de identidad de la derecha española que hoy encarna el PP, también de la pseudoizquierda personalizada en el PSOE, no olvidemos que Felipe González se empeñó en meter a España en la OTAN, un destacado socialista, Javier Solana, ha sido su secretario general, y durante las legislaturas de Gobiernos del PSOE fuerzas españolas, incluso sin mandato de la ONU, bombardearon Yugoslavia, o intervinieron en las guerras de Afganistán y Libia. Lo último ha sido meter a España en la "Guerra de las Galaxias" (Iniciativa de Defensa estratégica) y permitir que 4 fragatas con el sistema AEGIS y 1.500 militares norteamericanos más se establezcan en Rota permanentemente. Solo el presidente Suárez se atrevió a insinuar una España neutral y verdaderamente soberana, esa fue una de las causas del golpe de Estado, el de verdad, que le obligó a dimitir.
Son varias las consecuencias perniciosas del servilismo a los intereses de Washington, entre ellas la pérdida de prestigio y de voz propia en la escena internacional, pero muy particularmente el deterioro de las relaciones con muchos de los países de la comunidad Iberoamericana. El nuevo Gobierno del PP, sino al tiempo, insistirá en el error, tensando las relaciones con los Gobiernos de los países hermanos que hoy son líderes del proceso abierto para la construcción de una nueva América latina.
Dicen que una vez le preguntaron a Mao Zedong que opinaba de España, dijo que sola era un país insignificante, pero con los países de Iberoamérica era una potencia. Hasta los chinos se han dado cuenta, luego nos quejamos por las cosas que nos pasan.

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