Después del ataque pirata israelí contra la flotilla de barcos que llevaban ayuda humanitaria al ghetto de Gaza, donde murieron al menos nueve ciudadanos turcos, se ha empezado a visualizar de forma explícita el acercamiento inexorable de Turquía a la Alianza Continental, ente que está pasando del mundo virtual al real aceleradamente y que lideran Rusia y China.
Turquía, un país de casi 75 millones de habitantes, ha sido durante decenios aliado estratégico de Occidente, particularmente de EE UU. En el pasado ha desempeñado un papel de vanguardia en los planes de la OTAN, organización de la que forma parte, hasta tal punto que fue protagonista en la llamada "Crisis de los Misiles", donde la irresponsabilidad del presidente norteamericano J. F. Kennedy casi provoca la Tercera Guerra Mundial. En efecto, aunque en esta parte del mundo las cosas se contaron de otra manera, fue el despliegue en suelo turco, en la misma frontera con la URSS, de los misiles USA de medio alcance, con cabeza nuclear, MGM-31 Pershing I, lo que provocó la respuesta de Nikita Kruschev con el transporte a Cuba no solo de 5 regimientos con misilería nuclear táctica, también de varios bombarderos IL-28 y 3 submarinos, todos con armamento atómico. La escenografía que vino después es de sobra conocida, menos lo es que fue la retirada de ambas superpotencias a sus posiciones anteriores, desactivando los despliegues respectivos en Turquía y Cuba, lo que permitió que el equilibrio nuclear se restableciera. Kennedy salvó la cara con una victoria que nunca fue, pero que le vino muy bien después del desastre de Bahía de Cochinos, y Kruschev cumplió con su trabajo.
En Turquía han cambiado algunas cosas en los últimos tiempos, el ejército, que bajo la coartada del mantenimiento del estado laico ejercía de dictadura, parece que está bajo control civil ( no hace mucho fueron purgados algunos militares golpistas) y gobierna el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), incluso el presidente del país, Abdullah Gül, elegido por mayoría absoluta por el parlamento, es miembro de ese partido. EL AKP es una organización islámica moderada que sin embargo está dispuesta a realizar cambios profundos en las tradicionales políticas del país. A la negativa de la UE a la admisión, a corto plazo, de este nuevo socio (que la crisis puede alargar hasta la eternidad) han respondido los rusos moviendo ficha. Los primeros ministros de ambos países han firmado un acuerdo para que el gasoducto ruso South Stream pase por aguas turcas y desde allí se distribuya gas a todo Oriente Medio, menos Israel, así como, a través de Italia, a toda la parte meridional de Europa. Es una puñalada trapera al proyecto europeo Nabucco. Pero eso no es más que una pequeña parte de un amplio acuerdo energético donde se incluye el suministro ruso de petróleo y varios programas de aprovechamiento de energía nuclear. Mientras Occidente y la UE debaten sobre el sexo de los ángeles de la crisis, Rusia se ha convertido en el primer socio comercial de Turquía y ésta en el quinto de Rusia. Pero, parece ser que no solo son las relaciones comerciales las que van viento en popa entre ambos países, sin ir mas lejos, el 25 de Abril el ministro de Asuntos Exteriores turco Ahmet Davutoglu telefoneó a su colega ruso Serguei Lavrov para debatir unos cuantos asuntos importantes, nada que ver con el lacónico comunicado que dio a la prensa el Ministerio de Exteriores de la Federación Rusa. Esta camaradería y "buen rollito" cada vez son mas habituales y mas fructíferos, no como la Alianza de Civilizaciones, por ejemplo.
Bajo el paraguas de la Reunión de los Países Asiáticos que se ha celebrado estos días, los primeros ministros ruso, Vladimir Putin, y turco, Recep Tayip Erdogan, han aprovechado para hablar sobre asuntos de interés común. Putín no ha perdido la ocasión para condenar la agresión israelí y, lo que es mas importante, tratar de convencer a los turcos de que el futuro económico, después vendrá el estratégico, del país otomano está bajo la sombra de la Alianza Continental.
Turquía, un país de casi 75 millones de habitantes, ha sido durante decenios aliado estratégico de Occidente, particularmente de EE UU. En el pasado ha desempeñado un papel de vanguardia en los planes de la OTAN, organización de la que forma parte, hasta tal punto que fue protagonista en la llamada "Crisis de los Misiles", donde la irresponsabilidad del presidente norteamericano J. F. Kennedy casi provoca la Tercera Guerra Mundial. En efecto, aunque en esta parte del mundo las cosas se contaron de otra manera, fue el despliegue en suelo turco, en la misma frontera con la URSS, de los misiles USA de medio alcance, con cabeza nuclear, MGM-31 Pershing I, lo que provocó la respuesta de Nikita Kruschev con el transporte a Cuba no solo de 5 regimientos con misilería nuclear táctica, también de varios bombarderos IL-28 y 3 submarinos, todos con armamento atómico. La escenografía que vino después es de sobra conocida, menos lo es que fue la retirada de ambas superpotencias a sus posiciones anteriores, desactivando los despliegues respectivos en Turquía y Cuba, lo que permitió que el equilibrio nuclear se restableciera. Kennedy salvó la cara con una victoria que nunca fue, pero que le vino muy bien después del desastre de Bahía de Cochinos, y Kruschev cumplió con su trabajo.
En Turquía han cambiado algunas cosas en los últimos tiempos, el ejército, que bajo la coartada del mantenimiento del estado laico ejercía de dictadura, parece que está bajo control civil ( no hace mucho fueron purgados algunos militares golpistas) y gobierna el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), incluso el presidente del país, Abdullah Gül, elegido por mayoría absoluta por el parlamento, es miembro de ese partido. EL AKP es una organización islámica moderada que sin embargo está dispuesta a realizar cambios profundos en las tradicionales políticas del país. A la negativa de la UE a la admisión, a corto plazo, de este nuevo socio (que la crisis puede alargar hasta la eternidad) han respondido los rusos moviendo ficha. Los primeros ministros de ambos países han firmado un acuerdo para que el gasoducto ruso South Stream pase por aguas turcas y desde allí se distribuya gas a todo Oriente Medio, menos Israel, así como, a través de Italia, a toda la parte meridional de Europa. Es una puñalada trapera al proyecto europeo Nabucco. Pero eso no es más que una pequeña parte de un amplio acuerdo energético donde se incluye el suministro ruso de petróleo y varios programas de aprovechamiento de energía nuclear. Mientras Occidente y la UE debaten sobre el sexo de los ángeles de la crisis, Rusia se ha convertido en el primer socio comercial de Turquía y ésta en el quinto de Rusia. Pero, parece ser que no solo son las relaciones comerciales las que van viento en popa entre ambos países, sin ir mas lejos, el 25 de Abril el ministro de Asuntos Exteriores turco Ahmet Davutoglu telefoneó a su colega ruso Serguei Lavrov para debatir unos cuantos asuntos importantes, nada que ver con el lacónico comunicado que dio a la prensa el Ministerio de Exteriores de la Federación Rusa. Esta camaradería y "buen rollito" cada vez son mas habituales y mas fructíferos, no como la Alianza de Civilizaciones, por ejemplo.
Bajo el paraguas de la Reunión de los Países Asiáticos que se ha celebrado estos días, los primeros ministros ruso, Vladimir Putin, y turco, Recep Tayip Erdogan, han aprovechado para hablar sobre asuntos de interés común. Putín no ha perdido la ocasión para condenar la agresión israelí y, lo que es mas importante, tratar de convencer a los turcos de que el futuro económico, después vendrá el estratégico, del país otomano está bajo la sombra de la Alianza Continental.
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