martes, 1 de junio de 2010

ISRAEL, UN ESTADO PIRATA


El asalto de la marina y del ejército del aire israelí a la flotilla de barcos con ayuda humanitaria que se dirigían a Gaza, constituye la enésima burla a la legalidad internacional y al respeto de los derechos humanos protagonizada por el Estado sionista. Como tantas veces ha hecho en el pasado, Israel se burla de la comunidad internacional y de las normas establecidas en el marco de Naciones Unidas. Esta vez, en aguas internacionales y contra activistas indefensos que llevaban alimentos para la sufrida población palestina de La Franja de Gaza, sus soldados han matado a un número indeterminado de personas y han secuestrado barcos con banderas de varios países para llevarlos cautivos a puerto. La gente ha olvidado muy pronto los ataques sionistas contra la población civil de Gaza, incluyendo escuelas, hospitales y almacenes de la ONU, con mas de 1.500 muertos y casi 11.000 heridos, en esas criminales acciones Israel utilizó todo tipo de armamento, incluidas armas químicas, como las bombas de fósforo blanco, prohibidas por los acuerdos de Ginebra. Pues bien, desde entonces ese territorio palestino está bloqueado por el ejército de Israel por tierra. mar y aire, y sometido a toda clase de penurias, como han podido observar los miembros de distintas ONGs que lo han visitado recientemente. No vamos a relatar aquí el rosario de fechorías y crímenes cometidos por los sionistas contra la población palestina, solo decir que Hamás, a pesar de lo que diga la UE, no es un grupo terrorista sino el legítimo representante del pueblo palestino, elegido democráticamente, que lucha con lo que puede, piedras y cohetes artesanales, contra uno de los ejércitos mejor armados del mundo que pretende robarles la poca tierra que les queda, si hace falta, matándolos de hambre.
Pero, no perdamos el Norte, dejémonos de tonterías y disparemos por elevación contra los que permiten este estado de cosas. Tanto los EE UU y el presidente Obama al que, dicho sea de paso, le pagó la campaña electoral el lobby judío, como la UE, donde Francia y los judíos dueños de su banca hacen todo lo que pueden a favor de Israel, no van a hacer nada, solo intentar salvar la cara ante la opinión pública. Las declaraciones de la responsable de relaciones exteriores de la UE, Catherine Ashton, de que sea Israel el que haga una investigación sobre lo ocurrido es una tomadura de pelo a todos los ciudadanos de la Unión.
El presidente Zapatero, que, en nombre de España, ostenta la presidencia de turno de la UE (aunque ha pasado desapercibida) tiene la obligación de hacer una declaración de condena contundente y debería exigir a nuestros socios europeos la adopción de medidas punitivas contra el estado de Israel, como pueden ser las sanciones económicas y la prohibición de su participación en eventos televisivos y deportivos europeos, de no ser así, España debería romper relaciones unilateralmente con Israel. Zapatero y el PSOE no lo harán, porque fue precisamente el Partido Socialista el que, durante el mandato de Felipe González y con los "buenos oficios" de Enrique Múgica (de madre judía), estableció relaciones diplomáticas con Israel y reconoció al Estado sionista, cosa a la que se negaron los gobiernos de UCD que presidieron D. Adolfo Suárez y D. Leopoldo Calvo-Sotelo. Un apunte, ¿ha visto usted las maniobras militares realizadas la semana pasada en la provincia de Badajoz y quienes eran los malos? ¿esa es la "Alianza de Civilizaciones de Zapatero?
Israel ha perdido un aliado importante, Turquía, aunque no parece importarle demasiado, tiene buenos padrinos, pero una política militarista tan prepotente está abocada a un progresivo aislamiento internacional y a la pérdida de todo crédito diplomático y negociador.
Israel es un Estado pirata que incumple las resoluciones de la ONU y actúa al margen de la ley. Los sionistas han arrebatado Palestina a sus legítimos dueños y son la causa de la inestabilidad de todo Oriente Medio. Son un peligro porque tienen un ejército muy poderoso que cuenta con un formidable arsenal de armas químicas, biológicas y nucleares, incluidos sus vectores de lanzamiento, tanto de corto y medio alcance, como estratégicos (misil balístico Jericó III con un alcance de 11.000 kilómetros). Si los ciudadanos del mundo no los paramos ahora, cualquier día el drama puede adquirir dimensiones colosales.

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