miércoles, 9 de junio de 2010

FRACASO SINDICAL


El escaso seguimiento que ha tenido la convocatoria de huelga contra la rebaja de los salarios de los funcionarios es la prueba del nueve del desprestigio que los sindicatos mayoritarios se han ganado a pulso. A pesar del brutal incremento del paro del último año y medio, han permanecido inmóviles y sin una sola crítica a las políticas del Gobierno. Hoy todo el mundo es consciente de que aquellas organizaciones sindicales que lideraban Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, que en las manifestaciones del 1º de Mayo juntaban en Madrid mas de medio millón de personas, se han convertido en otra cosa, para decirlo sin ambages, son un nido de oportunistas que solo velan por sus intereses particulares. Se han vendido al poder, les han apesebrado las subvenciones públicas y la gestión y usufructo del dinero para la formación de los desempleados. Así lo perciben los trabajadores y por eso su predicamento, su liderazgo, está en horas mas que bajas. Es una desgracia para los proletarios porque se ven privados de un instrumento de lucha y reivindicación imprescindible, pero esos liberados tampoco se van a librar del desastre porque, una vez desactivados, los sindicatos no son necesarios para el poder. Antes de convocar huelgas y manifestaciones, antes de una llamada a la huelga general, que puede derivar en otro rotundo fracaso, las organizaciones sindicales necesitan hacer un análisis político muy amplio de la situación que estamos viviendo, con sus antecedentes y sus responsables, con sus conclusiones y un plan de acción que de respuesta contundente a los ataques que están sufriendo los asalariados, que solo son el preámbulo de mayores agresiones contra los derechos históricos de los ciudadanos. Tendrán que tirarse a la yugular de la socialdemocracia, que se ha puesto a las órdenes del mercado y del capital, y tendrán que hacer una profunda autocrítica de lo que han hecho mal en los últimos años, entonando, lógicamente, un público mea culpa. Solo así podrán sobrevivir y recuperar el prestigio de antaño.
Ya dijimos que este segundo embate de la crisis, el despiadado ataque al poder adquisitivo y al Estado de Bienestar, tendrá la consecuencia de una reacción que será la piedra angular de un nuevo mundo que tendrá que emerger. Ahora los ciudadanos, no solo los parados, van padecer en sus carnes las políticas que los irresponsables han practicado durante años. ¿Hasta cuando aguantará la gente las vueltas de tuerca?, ya veremos. De momento ya nos anuncian otra subida en el recibo de la luz que parece no va a ser pequeña. Hay que pagar el chiringuito del carbón de Villa y la desastrosa política energética del Gobierno de Zapatero. Pero, levante usted la moral que cada vez les queda menos.

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