jueves, 4 de marzo de 2010

LA CRISIS DE ASTURIAS


Con 83.736 desempleados, Asturias bate marcas históricas de paro. Hace pocos meses el presidente Areces nos decía que esta comunidad autónoma se encontraba en mejores condiciones que otras para resistir la crisis, falso. Esta región sufrió como pocas lo que se dio en llamar reconversión industrial, otra mentira porque no se reconvirtió nada, fue la liquidación de empresas que daban trabajo a miles de personas y aunque la caída del sector del ladrillo no ha tenido aquí tanta incidencia, el Principado se encontraba en situación muy precaria. Asturias ha sido históricamente pobre, antes de que se trajera de América la patata y el maíz, la gente pasaba mucha hambre, no se disponía de los cereales de La Meseta y las comunicaciones a través de la cordillera Cantábrica eran pésimas. Mientras en otras tierras, como Cataluña y Valencia, por ejemplo, emergía la pequeña burguesía, comerciantes, pequeños y medianos empresarios, en esta región la gente sobrevivía en pequeños minifundios (caserías) con unos pocos animales y una pequeña huerta. La actividad industrial era poco significativa hasta que se empezó a explotar el carbón y surgieron las acerías. Aunque hubo empresas de cierta importancia en sectores como el textil, maquinaria, armas, etc, la economía del Principado se sustentaba en las minas y el acero. Durante la dictadura franquista, ante la necesidad de disponer de energía autóctona, se nacionalizó una gran parte del sector minero, que hacía tiempo había dejado de ser rentable. También se potenció el sector siderúrgico con la creación de ENSIDESA y UNINSA. El mundo ha ido cambiando pero Asturias no lo ha hecho a la misma velocidad. Se ha perdido mucho tiempo en tomar decisiones vitales, como las imprescindibles comunicaciones con el centro de la Península (autopista del Huerna, Variante de Pajares) y transversales (autovía del Cantábrico) y nuestros dirigentes han pensado que el carbón y el acero seguirían siendo los pilares básicos de la economía asturiana durante mucho tiempo. Estaban equivocados. En el sector siderúrgico se ha pasado de una cifra de mas de 25.000 empleos a poco mas de 5.000 y casi lo mismo ha sucedido con la minería del carbón. Las ayudas que llegaron de Bruselas y Madrid, para ir preparando el cierre definitivo de las minas, no se han empleado en potenciar un nuevo tejido productivo, fomentando el cooperativismo, por ejemplo, como se hizo en el País Vasco, comunidad autónoma con algunas características similares a las nuestras. Todo el mundo conoce las muchas inversiones pintorescas o no prioritarias que se han hecho con los fondos mineros. La mastodóntica ampliación del puerto de El Musel estaba diseñada, fundamentalmente, para dar atraque en mejores condiciones a los graneleros que llegaban con mineral de hierro y carbón para ARCELOR y las termoeléctricas. Esas "autopistas del mar" e historias similares que nos han contado no tienen sentido en una región donde el tráfico marítimo es muy escaso porque hay ya muy poca actividad industrial. Los que conocemos bien el puerto sabemos que, salvo el tráfico de cemento, butano y algún portacontenedores, todo a pequeña escala, la actividad portuaria se fundamenta en los graneleros. No hacía falta invertir tantos recursos, (hay una deuda portuaria para mas de 40 años) en una ampliación tan grande, sobre todo cuando, a medio plazo, si el Estado no lo impide, ya no atracarán grandes barcos con graneles sólidos. La ampliación que había diseñado el equipo de Fomento, cuando era ministro Alvarez-Cascos, era mas pequeña y mas racional.
Tenemos una región envejecida, plagada de jubilados y prejubilados y con la mayoría de los jóvenes en el paro o en la emigración. Asturias no podría sobrevivir sin la caja común de la Seguridad Social porque la cantidad de gente que trabaja es bastante menor que la que vive de las pensiones o de los subsidios, pero las dificultades también aumentarán si el Estado no interviene para garantizar que la siderurgia siga siendo importante en nuestro futuro inmediato. La industria primaria del acero es importante desde el punto de vista estratégico para España, pero también para la industria de calderería pesada asturiana. Habría que construir nuevos hornos eléctricos que necesitarían energía limpia y barata para poder competir, obviamente nuclear, pero, por desgracia para todos, eso no sucederá. No pasará mucho tiempo para que veamos al señor Mittal levantar el vuelo (en cuanto ARCELOR necesite inversiones cuantiosas) y mandar al paro a los trabajadores de la siderurgia. También ha llegado la hora para el carbón asturiano, de baja calidad, que contamina mucho y caro de extraer. Difícilmente otras CC AA, y los propios ciudadanos, van a tragar con el dinero que Zapatero quiere poner en manos de HUNOSA, incrementando el recibo de la luz de forma escandalosa, mal que le pese a Villa.
En Madrid los políticos están sentados alrededor de una mesa preocupados por la situación económica de España. La de Asturias es mucho mas preocupante, aunque Areces y los suyos no lo van a reconocer ni van a cambiar la dinámica que nos lleva al abismo.

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