domingo, 14 de marzo de 2010

LA AGONIA DE LA TIERRA


Sirva este modesto escrito como humilde homenaje al naturalista y divulgador Félix Rodríguez de la Fuente, ahora que se cumplen 30 años de su muerte en desgraciado accidente.
Gracias a los ecologistas, a los defensores de la naturaleza, al movimiento verde, etc, hemos tomado conciencia del deterioro al que hemos sometido al Planeta. Pero quizá sean las gentes del campo o de la mar, que viven mas en contacto con la Biosfera, los que lo palpan mas directamente. En los últimos 50 años la Tierra ha sufrido la mas brutal agresión medioambiental desde la caída del meteorito en la Península de Yucatán hace 65 millones de años. Este astro donde vivimos es un paraíso, un oasis singular en medio de la desolación que impera en el espacio conocido. Hace no muchos años, los astrónomos y muchos otros científicos pensaban que la vida no era algo infrecuente en el Universo, al fin y al cabo la materia de que están hechas las plantas y los animales, incluidos nosotros, que conocemos es la misma que podríamos encontrar en cualquier parte del Cosmos. Pero no basta con que exista el carbono, el hidrógeno y la luz para que aparezcan los aminoácidos, base de la vida. Se necesita un entorno adecuado, con unas características muy peculiares, que lo permita. Hoy sabemos que la vida es una rareza y casi podemos asegurar que, salvo en nuestra amada Tierra, no existe en el Sistema Solar. A pesar de ello, por probabilidades, es seguro que hay mas planetas donde los compuestos básicos han evolucionado hasta seres mas complejos, incluso existirán civilizaciones tecnológicas. Solamente en nuestra galaxia, La Vía Láctea, hay trillones de planetas y en el Universo hay trillones de galaxias. Pero en el espacio exterior, las distancias son tan enormes que seguramente nunca podremos tener contacto con otros mundos habitados. Baste decir que la estrella mas cercana al Sistema Solar se encuentra a cuatro años luz, es decir, viajando a 300.000 km. por segundo, tardaríamos cuatro años en llegar, y esa distancia, hablando en magnitudes cósmicas, es minúscula. Es razonable pensar que tampoco llegaremos a tener naves espaciales que viajen a esas velocidades. Debemos tener conciencia, por tanto, de que, si seguimos deteriorando gravemente la Tierra, hasta convertirla en un entorno hostil, no tenemos salvación. Este planeta ha sufrido grandes convulsiones y extinciones masivas, la peor la que ocurrió en el Jurásico-Pérmico hace unos 175 millones de años, donde casi la totalidad de las plantas y animales, incluidos los que poblaban los mares, desaparecieron. Pero nuestra madre Tierra es un planeta duro y resistente, gracias a la distancia que mantiene con el Sol y a su masa puede conservar una atmósfera y una temperatura que casi hacen milagros. Es decir, a pesar de lo que estamos haciendo, la Tierra y la vida no morirán, pero la mayor parte de los animales que conocemos y nosotros mismos no sobreviviremos. Miles de especies de plantas y animales ya se han extinguido por la acción del hombre. Somos ya casi 7.000 millones, pero si actuáramos con inteligencia la Naturaleza nos podría soportar. Pero estamos esquilmando las mares (ballenas, atún rojo, arenques, bocarte, etc) las grandes cardúmenes de peces que sirven de alimento a otros muchos animales ya casi están desaparecidos por la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático. Se introducen cultivos transgénicos a los que no afectan las plagas ni los insectos, pero muchos animales se alimentan de éstos y esto es una cadena que acaba en nosotros. Seguimos emitiendo millones de toneladas de todo tipo de residuos que van a parar al entorno. Miles de animales se ven obligados a vivir situaciones penosas, en lo alto de las montañas o donde escasean los alimentos porque han sido arrinconados por el hombre, cuando su hábitat eran las praderas y los valles, incluso muchos han tenido que acostumbrarse a las actividades nocturnas para sobrevivir. Somos como el niño al que se le regala un juguete maravilloso y lo destroza. Todos tenemos la culpa de este estado de cosas, pero son los que tienen el poder y los responsables políticos que nos gobiernan los principales culpables. No podemos tolerar que sigan haciendo de las suyas.
He visto una fotografía de Félix al lado de un lobo con mirada noble y un fondo de árboles frondosos, quizá sea una invitación plástica a la reflexión.

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