jueves, 11 de marzo de 2010

EL SEGUNDO EMBATE DE LA CRISIS


"Hágase usted un plan privado de pensiones", dicen los socialistas, aplaudidos por los populares, a los casi cinco millones de parados y a las masas de trabajadores con salarios de miseria que difícilmente les permiten sostener a sus familias. Como decía la reina María Antonieta ante el pueblo famélico "si no tienen pan que coman bollos". Esta gente vive en otro mundo, en otra galaxia, económica naturalmente. No tienen ni idea de las cosas que pasan en la calle a los ciudadanos de a pie. Los políticos que abrazaron las doctrinas neoconservadoras y que jugaron a alquimistas para convertir en oro el sudor y las penurias de los asalariados, los sinvergüenzas que propiciaron la crisis económica que están sufriendo en sus carnes millones de personas, son los mismos que siguen en el poder dándonos consejos hipócritas y haciéndonos mas agujeros en el cinturón hasta dejarnos con cintura de avispa. No solo no han rectificado, siguen empecinados en unas políticas que ya no se pueden sostener, tienen la esperanza de que, no tardando mucho, todo vuelva a ser como antes, pero, por si acaso, como ellos sí que pueden, ya se han asegurado un dorado retiro. Esta no es una crisis cíclica, es el propio sistema capitalista, sus métodos de producción y las ideas en las que se asienta lo que está cuestionado. No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que el crecimiento permanente es imposible en un mundo limitado. Sin crecimiento la economía capitalista no se puede mantener. Dentro de muy poco seremos 7.000 millones de personas y este planeta, en muy pocos años, tendrá completamente esquilmados todos sus recursos. La globalización y la incorporación de algunos países muy poblados, como China e India, al desarrollismo salvaje, ha agravado y acelerado el proceso. Incluso lo que muchos progresistas defendían, la "economía sostenible", ya no es posible en el mundo de hoy. No se puede mantener el ritmo actual de producción sin que se produzca el colapso del sistema y del planeta Tierra. La actual crisis económica que estalló cuando la pérdida del poder adquisitivo de los salarios no permitió a los trabajadores pagar sus hipotecas, es solo un aviso. Las subidas vertiginosas de las materias primas y los alimentos, que empezaron a manifestarse a primeros de 2.008, no solo causaron que las "sub prime" o "hipotecas basura" pusieran al sistema financiero mundial al borde de la quiebra, también evidenciaron el problema de sobreproducción de la industria mundial. La caída de las ventas de toda clase de productos manufacturados es lógica si no se ha hecho un estudio serio del mercado, si no se ha planificado adecuadamente la producción y si, además, los potenciales compradores, mayoritariamente asalariados, han visto reducida drásticamente su capacidad de compra.
Los que son incapaces de imaginar un mundo distinto, una economía diferente, los que están convencidos de que no existe alternativa a las ideas imperantes, con sus recetas caducas, precipitarán los acontecimientos.
Ya son muchos los que opinan que la crisis no solo es económica, también de ideas y, sobre todo de valores. La honradez, el honor, la vergüenza, la solidaridad, el esfuerzo, el respeto por los demás y por el mundo del que formamos parte, han desaparecido y el sistema económico imperante es el principal culpable. En el altar del mercado hemos sacrificado nuestra moral, al Estado y casi a nuestra propia madre.
Grecia es el ejemplo de lo que nos espera. Para dar solución a las cuentas se recurre a medidas que atentan directamente contra las frágiles economías de los asalariados, de los pequeños comerciantes, de los autónomos. Mientras se quiere imponer a los ciudadanos esquemas de siglos pasados, con pérdida de muchas conquistas sociales, otros nunca han ganado tanto. Los ricos compran a precios de ganga toda clase de inmuebles, materiales y activos. Cuidado con las vueltas de tuerca que se puede pasar la rosca.
La perseverancia en la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y, en consecuencia, una caída aún mayor de la demanda, serán la causa del segundo y definitivo embate de la crisis.

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