miércoles, 28 de febrero de 2018

EL DESCALABRO ELECTORAL DEL PP


Tras los pésimos resultados del Partido Popular en las elecciones autonómicas catalanas, los peores de todos los partidos políticos de ámbito estatal, no solo ha surgido la alarma, el partido de Rajoy ha entrado en pánico, porque tanto las encuestas del CIS como las de algunas empresas demoscópicas vaticinan un descalabro para el partido del Gobierno en las próximas confrontaciones electorales. La última encuesta asegura que Ciudadanos adelantaría al PP en Andalucía. Tremendo. Lo curioso es que ni las izquierdas tienen un programa serio e ilusionante  como alternativa al Partido Popular ni Ciudadanos es una alternativa creíble, pues su heterodoxia y su praxis políticas son muy poco coherentes, con una política de pactos asimétrica que tiene mucho de oportunista y muy poco de rigurosa. Ciudadanos ha obtenido unos resultados espectaculares en Cataluña porque fue el partido que con más énfasis y más resolución se enfrentó a los independentistas y logró arañar votos del resto de formaciones políticas no nacionalistas, pero no tiene experiencia de Gobierno en ningún sitio importante y su programa político contempla cosas tan pintorescas como la “mochila austriaca”, es decir, que los trabajadores de paguen su propio despido ¿Cómo es posible que el PP, a la vista de lo que tiene a su alrededor, caiga en picado en las encuestas? pues yo creo que son dos las razones: por un lado ha aparecido otro partido de derechas que le disputa su espacio electoral y por otro sus errores políticos, de gestión y de comunicación. Mientras ha sido tradicional que la izquierda española se presentara dividida a las elecciones, el PP lleva gozando desde hace muchos años del monopolio electoral de la derecha, desde la ultraderecha hasta el centro-derecha, si a eso sumamos que gracias a la actual ley electoral al PP un diputado le costaba 50.000 votos y a IU, por ejemplo, 500.000 es diáfano observar lo fácil que lo han tenido. Pero, la división del voto en la derecha que introduce la irrupción de Ciudadanos es un torpedo bajo la línea de flotación de la hegemonía del partido de Rajoy. Además, el Partido Popular, con una prepotencia y una ceguera irresponsables, se ha cebado no solo en los trabajadores, con medidas como una Reforma Laboral que ha precarizado el mercado de trabajo y bajado mucho los salarios, también ha castigado a los pensionistas, entre los que tiene un nicho de votos muy importante, que han visto como han empezado a perder poder adquisitivo en cuanto ha repuntado la inflación. Si a todo esto añadimos los múltiples casos de corrupción y la financiación ilegal del partido, tenemos la tormenta perfecta ¿Lo tiene todo perdido el PP y se debe ir resignando a una larga etapa fuera del Gobierno o incluso a su desaparición? pues eso depende de que no haya movimientos internos disgregadores, con deserciones y traiciones, como le pasó a la UCD y de que sean capaces de pedir perdón por sus muchas fechorías y rectificar. Si el PP piensa engatusar a los electores con una subida de las pensiones el año que viene o con alguna rebaja del IRPF, al estilo de Zapatero, se va a equivocar mucho y eso no lo salvará del descalabro, sería necesario un cambio en profundidad de políticas, de actitud y de caras, con una remodelación amplia del Gobierno. En resumen, tienen que abrir las ventanas y que circule aire fresco. El Gobierno del Partido Popular ha estado barriendo para los más ricos y ha estado amparando a los defraudadores al tiempo que acababa con la hucha de las pensiones y nos vendía como un éxito su gestión económica, la que ha logrado que España tenga la Deuda más alta desde la Guerra de Cuba. Si ha mejorado la tasa de paro ha sido porque la mayor competitividad y productividad se ha cargado sobre las espaldas de los trabajadores, a su sacrificio, y no al Gobierno del PP, se debe ese “éxito”. El Partido Popular tiene en sus manos su propio futuro y tendrá que tomar medidas muy radicales para salvarse, como entrar a saco contra la economía sumergida y el fraude fiscal para obtener recursos para las pensiones, algo que ni las izquierdas se atreven a plantear, encauzar de una puñetera vez el problema de Cataluña o poner coto a la inmigración masiva, que tendrá un espectacular repunte en las próximas primavera y verano ¿Será pedir peras al olmo? Ellos mismos.

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