La izquierda está de enhorabuena,
porque hace mucho tiempo que en la derecha no había competencia y todos votaban
en masa, desde la ultraderecha al centro-derecha, al PP, salvo un puñado de
extremistas que dicen, sin cortarse un pelo, que Rajoy es de izquierdas y que
votaban a VOX o a Falange Española y de las JONS. Pero, los magníficos
resultados de Ciudadanos en Cataluña han sido como un puñetazo en el hígado
para el resto de formaciones políticas de ámbito estatal, en especial para el
PP, que anda grogui por el cuadrilátero político a punto de caer a la lona.
Dicen que cuando un boxeador está grogui pierde parte de la consciencia,
seguramente por eso el PP achaca su pérdida de votos en las encuestas y la
debacle electoral en Cataluña al coste de aplicar el artículo 155 de la
Constitución, cuando la verdad es que el coste es por haberlo aplicado tarde, por titubear y por haber dicho que no iba a haber una consulta, por dos veces,
y las dos veces la hubo. Ninguna formación política pidió más la aplicación del
artículo 155 que Ciudadanos y ya hemos visto todos las “perniciosas” consecuencias
que ha tenido eso para la formación que lidera Albert Rivera. Pero, al tiempo que
los conspicuos del PP hacen esos alucinantes análisis, también se han
enfrascado en una subasta con Ciudadanos para ver quién da más: más España, más
bandera y más patriotismo. En este sentido hay que entender que en el PP
algunos hablen de poner en cuestión el Concierto Vasco y de poner coto a la
inmersión lingüística en Cataluña. Ciudadanos lleva mucho tiempo con ese
discurso, desde su nacimiento, pero el PP quiere salvarse del pozo esgrimiendo
argumentos en los que cree pero que no llevará en ningún caso a término, el
primero cabalmente, porque eso está recogido en la Constitución y, aunque
injusto, sería incendiar el País Vasco, después de todo lo que ha costado acabar
con el terrorismo de ETA y el segundo porque no tienen el apoyo del PSOE y
cuando estás en minoría necesitas aliados para sacar adelante algunas medidas
de Estado, como hemos visto con la aprobación de la aplicación del artículo
155.
Todo lo que está pasando me
recuerda mucho, salvando distancias y sin entrar en pormenores, a lo que
sucedió cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder ¿Hay alguien, en su
sano juicio, que crea que el PSOE ganó las elecciones al PP de Aznar por lo
bien que lo había hecho en la oposición y porque tenía un programa ilusionante?
para nada, el PSOE ganó aquellas elecciones gracias a la foto de las Azores, a
que Aznar nos metió en la Guerra de Irak y a que todos los españoles relacionaron
los terribles atentados del 11M con la intervención de España en aquel
conflicto. Si a esto añadimos las mentiras del Gobierno de entonces sobre la
autoría de los atentados (las elecciones generales estaban a la puerta de la
esquina) tendremos que convenir que, en realidad, fue el propio PP el que le
puso en bandeja una victoria al PSOE que unas pocas semanas antes nadie se
habría creído. Pues bien, exactamente lo mismo está sucediendo ahora, nadie
sabe a ciencia cierta que proyecto tiene Pedro Sánchez para este país, salvo
ese federalismo que ningún nacionalista desea y alguna que otra ocurrencia por
el estilo. Pero, la división de la derecha, que va a penalizar la actual ley
electoral, y la caída en picado de una organización política tan poderosa como
el PP, merced a sus errores y a la carcoma de la corrupción, podría permitir al
PSOE, quizá no la victoria electoral, pero si poder formar Gobierno, como
en Portugal. Tiene muchos riesgos tomar decisiones en medio del fragor de la
batalla, los buenos estrategas tienen siempre previsto un plan B y hasta un
plan C, para según como vengan dadas las circunstancias, y lo buenos líderes,
cuando la derrota o la desintegración parecen inevitables, dicen que se les
apareció la virgen y les prometió la victoria, como D. Pelayo, en Covadonga, o dan
a la manivela de una pequeña caja de música, con la foto estampada de Pasionaria,
que hacía sonar los acordes de la Internacional, como apuntilló Cayo Lara la IX
Asamblea Federal de Izquierda Unida. La fe, las emociones y el corazón son
mucho más fuertes que las ideas, como muy bien saben los que hacen las campañas
publicitarias de Coca-Cola o Marta Sánchez cuando canta el himno de España. Eso es lo que, en verdad, mueve el mundo, y no es lo que despierta ahora el PP en los españoles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario