martes, 20 de febrero de 2018

ITALIA Y LA INVASIÓN QUE NOS ESPERA

Varias fuentes coinciden en señalar que cientos de miles de inmigrantes subsaharianos, algunas apuntan que pueden ser medio millón, han cruzado en las últimas semanas desde Libia hasta Marruecos a través de Argelia y que están esperando la mejora de las condiciones meteorológicas para pasar a España en pateras. Si en el Norte de Marruecos, la zona más pobre del país, ya había un floreciente negocio de tráfico de drogas hacia España, especialmente de hachís, las mafias tienen ahora otro mucho mejor y menos arriesgado, el del tráfico de seres humanos ¿Qué tendrá que ver esto con Italia? pues mucho. Recordará usted que en Libia hubo una guerra, una guerra para “llevar allí la democracia”, nos dijeron entonces. La Libia de Al Gaddafi era el segundo país en renta per cápita de África, solo superado por las Islas Canarias y las ciudades españolas de Ceuta y Melilla (espero que nadie descubra ahora que España, además de europeo, es también un país africano, por eso nuestro Rey asiste a las Asambleas de la Unión Africana, donde España tiene asiento como observador permanente y donde puede ingresar como miembro cuando quiera). Recordará usted también quién gobernaba entonces en España, el PSOE de Zapatero, y quienes, junto con ese partido, votaron a favor de ir a la Guerra de Libia junto con otros países de la OTAN, no todos, porque Alemania, por ejemplo, se negó. La cuestión no es baladí, porque son precisamente los que decidieron quitar de en medio a Al Gaddafi los que ahora están más compungidos por los inmigrantes que mueren en el Mediterráneo intentando llegar a Europa y los que nos van a pedir, en plena invasión migratoria, que acojamos a toda esa gente, que la acoja el país del mundo que más inmigrantes ha recibido en los diez últimos años, que tiene una tasa de paro por encima de los tres millones de personas y la mayor Deuda desde la Guerra de Cuba, casi del 100% de su PIB. No debemos olvidar que en la Libia de Al Gaddafi trabajaban dos millones de inmigrantes subsaharianos.

La primera vez que escuché lo de “pichí” no sabía a qué se referían. Luego me enteré que así se pronunciaba en italiano PCI. El Partido Comunista Italiano era el único partido comunista de Europa Occidental hegemónico en la izquierda, y lo fue todavía más cuando se desintegró, en medio de un escándalo de corrupción, el PSI de Bettino Craxi. Los comunistas italianos incluso hubieran llegado al poder gracias a aquello que se dio en llamar “El Compromiso Histórico”, pero que una “mano negra” impidió con el asesinato del primer ministro democristiano Aldo Moro. Pero, el PCI, como luego haría la socialdemocracia europea, empezó un camino que le ha llevado a la minimización. La izquierda en Italia, en verdad, prácticamente no existe, porque el Partido Democráta de Matteo Renzi tiene muy poco de izquierda. Eso ha permitido que emergieran pintorescas fuerzas como el Movimiento Cinco Estrellas, del que fuera payaso, Beppe Grillo, y que un tipo tan impresentable como Silvio Berlusconi llegara en su día al poder. Pues bien, cuando la izquierda pierde todo contacto con la realidad no solo gana la derecha, se va un paso más allá, gana el fascismo. La ultraderecha europea ha descubierto que la gente está muy preocupada por el fenómeno de la inmigración masiva y ha arrimado esa ascua a su sardina. Mucha gente no se ha querido enterar que el Brexit y lo que ha pasado en Austria está íntimamente ligado a este fenómeno y la ascensión de la ultraderecha en Alemania, Francia, Holanda, Suecia, etc, también. Por eso, y no por otra causa, ganó Donald Trump las elecciones en los EEUU. El día 4 de marzo hay elecciones generales en Italia y la derecha se presenta a ellas en una coalición de cuatro partidos que incluyen a los neofascistas de la Liga Norte. No es una casualidad que el eslogan de los de Milán sea “Los italianos primero”, como el de Trump fue “América primero”. Italia ha cortado la ruta que iba desde Libia hasta la isla de Lampedusa, una ruta que llevó al país transalpino a centenares de miles de inmigrantes. Ahora la invasión será por el Estrecho de Gibraltar y España no está preparada, en ningún sentido, para ella.

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