El temporal de nieve que padece
Asturias ha dejado claro que no nos hemos preparado y que no habíamos hecho los
deberes. Este tiempo no era algo extraño en Asturias, la gente mayor todavía
recuerda el temporal de 1.963, donde en Gijón la nieve alcanzó los 30
cm. Era normal que muchos pueblos quedaran aislados durante muchos días en
pleno invierno y la gente estaba preparada para esa eventualidad. Buenos chorizos
en tarros con grasa de cerdo y buenas castañas y patatas en el desván y madera
y carbón para la chimenea y la cocina. En la tenada había forraje abundante
para el ganado y el hórreo estaba bien pertrechado de maíz para las gallinas.
En muchos pueblos incluso convivía la gente con el ganado en las mismas
estancias para darse calor mutuamente. Eran otros tiempos y ahora muchas cosas
han cambiado. Tendidos
eléctricos endebles dejan sin luz y sin electricidad a miles de personas y las
placas vitrocerámicas no funcionan con carbón ni con leña. Tampoco hay mucho
forraje ni mucho maíz para los animales, porque nos habíamos acostumbrado a
inviernos benignos donde casi no sacábamos el abrigo. El cambio climático y el
calentamiento global son hechos incuestionables, por mucho que lo duden Rajoy y
su primo, pero eso no quiere decir que mientras en Australia se estén achicharrando
de calor no pueda haber inviernos muy severos en el Hemisferio Norte, inviernos
como este, donde las nevadas en Rusia y en los EE UU no se recordaban tan
copiosas desde hace mucho años. Incluso el deshielo en el mar y en los
glaciares y los dramáticos cambios en las corrientes marinas podrían tener
consecuencias en el enfriamiento local y temporal, en la cantidad de agua en las nubes y provocar fenómenos como gigantescas nevadas o lluvias monzónicas en lugares donde esto no era habitual. Pero, no
se ha alcanzado la temperatura más baja desde que existen registros históricos en
España, como la del Aeródromo de Calamocha (Teruel) donde el 17 de diciembre de
1.963 se llegó a 30 grados bajo, aunque hemos estado cerca, porque el 18 de
enero se alcanzaron los 26 grados bajo cero en la sierra de Calar del Mundo, la
más baja que se ha registrado nunca en la provincia de Albacete. Las altas
precipitaciones de nieve en Asturias, sin embargo, se han debido más a la
cantidad de agua que traían las nubes y a las precipitaciones sostenidas que al
frío, pues en la línea de costa no ha nevado y las temperaturas no han sido especialmente
frías, otra cosa es la sensación térmica. Las nevadas han dejado en una
situación muy delicada a los ganaderos, que han agotado el forraje y que tendrán
que comprar pienso. Si ya los precios de la leche en origen eran ridículos,
esto puede ser la puntilla para muchas explotaciones. Pero, además del ganado,
la fauna salvaje lo está pasando muy mal, porque el inusual espesor de la nieve
no les permite encontrar alimento y no pueden ir a los valles más bajos y a la
línea de costa por miedo a la presión humana. Para los lobos (tan castigados
últimamente) y para los carroñeros esto es una fiesta, porque podrán cazar muy
fácilmente y habrá animales muertos por todas partes, pero para los ungulados y
la mayoría de aves esto es un verdadero drama. Venados, corzos, gamos,
asturcones y demás habitantes del “Paraíso Natural” muriéndose literalmente de
hambre porque nadie les tira, al contrario de lo que se hace en otros países,
algo de forraje desde helicópteros. No había ningún plan de contingencia,
ninguna previsión y por eso miles de personas en dificultades no han tenido
ningún tipo de ayuda. Cientos de camiones en la Autopìsta del Huerna bloqueados
porque la concesionaria, que bien que cobra los peajes, no tiene los medios
necesarios para mantener la vía de comunicación más importante de Asturias con
La Meseta abierta y la Variante de Pajares sin fecha de terminación, a pesar de
que el presidente del Principado proporcionó gentilmente la investidura de Rajoy.
Asturias aislada e incomunicada, ese es el resumen.
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