Han estallado la polémica y el
escándalo en torno a las ayudas sociales que el Ayuntamiento de Gijón está
ofreciendo a un amplio colectivo de personas, muchas de las cuales también
cobran el salario social básico del Principado de Asturias. En realidad la
polémica no es nueva, porque ya habían surgido fricciones y distintos pareceres
entre el Gobierno Asturiano, en concreto entre la Consejería de Servicios y Derechos
Sociales, que dirige la exalcaldesa de Avilés, Pilar Varela, y el Gobierno Municipal
de Gijón en torno a este asunto, advirtiendo el Ejecutivo asturiano que estas
ayudas no podían ser compatibles. Finalmente sí lo fueron y muchas de las
personas que recibieron la tarjera que se repartió en Gijón para que se
pudieran efectuar compras de bienes de consumo básicos también lo son del
salario social básico del Principado. Las críticas que algunas formaciones
políticas hicieron desde el principio en Gijón a que el Ayuntamiento pusiera en
marcha este tipo de ayudas, y también las críticas de la Consejería, yo creo
que están más relacionadas con el enfrentamiento político y con la pretensión
de monopolizar un nutrido nicho de votantes que con la justicia y/o compatibilidad
de las ayudas, me explico: Para nadie es un secreto que Foro Asturias gobierna
en Gijón gracias a la inestimable ayuda de Xixón sí Puede, eso es así porque la
marca local de Podemos fue consciente desde el principio de que la causa de los
triunfos electorales de Moriyón estaba más relacionada con las fechorías de la
izquierda en la villa que por un programa. Hacer política sin perder de vista
esta causa tuvo dos efectos, uno, que las relaciones entre la FSA y Podemos en Asturias,
muy mediatizadas por lo que pasa en Gijón, donde la izquierda podría formar
mayoría sin problemas, siempre han sido tensas y no solo tampoco ha sido
posible un Gobierno de las izquierdas en Asturias, ni siquiera aprobar los
Presupuestos del Principado, y otro, que Xixón sí Puede empezó a buscar la
forma de rentabilizar ese apoyo a Moriyón, y qué mejor, se dijeron, que
implementando políticas de ayudas sociales. Siendo sinceros, en Asturias y en
Gijón lo que se busca con estas políticas no es sacar a la gente del pozo y
buscarles alternativas sino crear un nicho electoral, algo que no es una
singularidad ni de nuestra ciudad ni de esta CC AA, y que existe en otras donde
el clientelismo asistencial causa una distorsión democrática grosera, como en
Andalucía, o incluso pone en peligro la unidad del Estado, como En Cataluña. Observe
usted, por ejemplo, los estratosféricos gastos sociales de la Generalitat,
quienes son sus beneficiarios y a quién votan y verá la luz.
Como los partidos políticos
españoles, todos, no parecen tener ni un plan ni un proyecto para este país y
lo único a que se dedican es a discutir cómo gastar el dinero que se recauda con los impuestos, pues en Gijón no íbamos a ser menos, a veces poniendo en peligro
la propia estabilidad presupuestaria. Si, además de no tener proyecto político,
gestionas mal, entonces apaga y vámonos. Todo lo que hay alrededor del salario
social es la mayor prueba de ello. En teoría estas ayudas deberían estar
destinadas a personas residentes en grave riesgo social, pero no siempre es
así, hasta el punto que hay verdaderos profesionales de vivir a costa de las
ayudas sociales y que no tienen la menor intención de dar un palo al agua. En
este sentido, ni hay un claro criterio de temporalidad de las ayudas (hay
etnias que las cobran a perpetuidad) ni siquiera de residencia permanente y
empadronamiento, que puede ser discrecional en según qué casos, tanto en
Asturias como en Gijón. Eso sin contar el fraude, como el de parejas que
ocultan su relación para cobrar dos veces el
salario social básico. El caso del rumano, con antecedentes por varios
delitos, que vendía los electrodomésticos para conseguir efectivo no es algo
atípico y una buena parte de los perceptores del salario social, aunque parezca
increíble, tienen un perfil parecido. No debe extrañar, por tanto, que ahora
tengamos un mercado de electrodomésticos paralelo, y más cosas que aún no han
salido a la luz. Si las ayudas sociales llevaran aparejadas contraprestaciones
sociales de los perceptores que pueden realizarlas todo el mundo se caería del
guindo, descubriría quiénes son merecedores de ellas y quienes no y se
terminaría la fiesta.
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