jueves, 15 de febrero de 2018

EL SALARIO SOCIAL EN GIJON

Han estallado la polémica y el escándalo en torno a las ayudas sociales que el Ayuntamiento de Gijón está ofreciendo a un amplio colectivo de personas, muchas de las cuales también cobran el salario social básico del Principado de Asturias. En realidad la polémica no es nueva, porque ya habían surgido fricciones y distintos pareceres entre el Gobierno Asturiano, en concreto entre la Consejería de Servicios y Derechos Sociales, que dirige la exalcaldesa de Avilés, Pilar Varela, y el Gobierno Municipal de Gijón en torno a este asunto, advirtiendo el Ejecutivo asturiano que estas ayudas no podían ser compatibles. Finalmente sí lo fueron y muchas de las personas que recibieron la tarjera que se repartió en Gijón para que se pudieran efectuar compras de bienes de consumo básicos también lo son del salario social básico del Principado. Las críticas que algunas formaciones políticas hicieron desde el principio en Gijón a que el Ayuntamiento pusiera en marcha este tipo de ayudas, y también las críticas de la Consejería, yo creo que están más relacionadas con el enfrentamiento político y con la pretensión de monopolizar un nutrido nicho de votantes que con la justicia y/o compatibilidad de las ayudas, me explico: Para nadie es un secreto que Foro Asturias gobierna en Gijón gracias a la inestimable ayuda de Xixón sí Puede, eso es así porque la marca local de Podemos fue consciente desde el principio de que la causa de los triunfos electorales de Moriyón estaba más relacionada con las fechorías de la izquierda en la villa que por un programa. Hacer política sin perder de vista esta causa tuvo dos efectos, uno, que las relaciones entre la FSA y Podemos en Asturias, muy mediatizadas por lo que pasa en Gijón, donde la izquierda podría formar mayoría sin problemas, siempre han sido tensas y no solo tampoco ha sido posible un Gobierno de las izquierdas en Asturias, ni siquiera aprobar los Presupuestos del Principado, y otro, que Xixón sí Puede empezó a buscar la forma de rentabilizar ese apoyo a Moriyón, y qué mejor, se dijeron, que implementando políticas de ayudas sociales. Siendo sinceros, en Asturias y en Gijón lo que se busca con estas políticas no es sacar a la gente del pozo y buscarles alternativas sino crear un nicho electoral, algo que no es una singularidad ni de nuestra ciudad ni de esta CC AA, y que existe en otras donde el clientelismo asistencial causa una distorsión democrática grosera, como en Andalucía, o incluso pone en peligro la unidad del Estado, como En Cataluña. Observe usted, por ejemplo, los estratosféricos gastos sociales de la Generalitat, quienes son sus beneficiarios y a quién votan y verá la luz.

Como los partidos políticos españoles, todos, no parecen tener ni un plan ni un proyecto para este país y lo único a que se dedican es a discutir cómo gastar el dinero que se recauda con los impuestos, pues en Gijón no íbamos a ser menos, a veces poniendo en peligro la propia estabilidad presupuestaria. Si, además de no tener proyecto político, gestionas mal, entonces apaga y vámonos. Todo lo que hay alrededor del salario social es la mayor prueba de ello. En teoría estas ayudas deberían estar destinadas a personas residentes en grave riesgo social, pero no siempre es así, hasta el punto que hay verdaderos profesionales de vivir a costa de las ayudas sociales y que no tienen la menor intención de dar un palo al agua. En este sentido, ni hay un claro criterio de temporalidad de las ayudas (hay etnias que las cobran a perpetuidad) ni siquiera de residencia permanente y empadronamiento, que puede ser discrecional en según qué casos, tanto en Asturias como en Gijón. Eso sin contar el fraude, como el de parejas que ocultan su relación para cobrar dos veces el  salario social básico. El caso del rumano, con antecedentes por varios delitos, que vendía los electrodomésticos para conseguir efectivo no es algo atípico y una buena parte de los perceptores del salario social, aunque parezca increíble, tienen un perfil parecido. No debe extrañar, por tanto, que ahora tengamos un mercado de electrodomésticos paralelo, y más cosas que aún no han salido a la luz. Si las ayudas sociales llevaran aparejadas contraprestaciones sociales de los perceptores que pueden realizarlas todo el mundo se caería del guindo, descubriría quiénes son merecedores de ellas y quienes no y se terminaría la fiesta.

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