La pregunta tiene mucho sentido
en estos términos, porque esta actividad en España se encuentra en un Limbo
legal y opera en un mundo paralelo al margen de las normas y de la Ley. La cuestión
es poliédrica, tiene muchas connotaciones y no es fácil de analizar sin tener
en cuenta al menos las más importantes: prostitutas, rameras, putas, fulanas,
furcias, zorras, busconas, cortesanas, mantenidas, etc, la historia de esta
actividad es tan antigua que ninguna otra tiene tantos nombres en el diccionario
de la RAE, pero, yo tengo serias dudas de que sea, como se suele escuchar, “la
profesión más antigua del mundo”, seguramente es más antigua la de los
proxenetas. Engels diría, con razón,
como nos enseña en su libro “El origen de la familia, de la propiedad privada y
del Estado”, que la prostitución está íntimamente relacionada con quien detenta
el poder económico y Marx podría decirnos, con la misma filosofía de su obra maestra “El
Capital”, que unas venden su cuerpo y otros/as su fuerza de trabajo. Así que,
desde la izquierda, siendo conscientes de que a todos nos han obligado a ser un
poco putas, hay que ser especialmente contundentes con este problema. Es
imposible saber con certeza cuantas prostitutas hay en España, no se hacen
censos de estas personas, pero son muchos los que opinan que su número estaría
entre las 300.000 y 400.000, y tampoco hay estadísticas fiables de cuantos son
los puteros (que esta es la madre del cordero) pero si hacemos un cálculo
aproximado de los “servicios” diarios que como media hacen las prostitutas nos
salen unos millones de españoles que regularmente pagan por hacer de todo a
estas mujeres. Este es, a mi entender, el fondo de la cuestión, no solo porque
no existiría la prostitución si no existiera su demanda, también que ninguna
formación política se ha tomado este asunto en serio porque los que van a putas
también votan y son muchos. El perfil de las prostitutas actuales en España nada
tiene que ver con el de las que había hace 30 años. Hoy son en su mayoría
extranjeras, muchas indocumentadas, procedentes de países pobres o con graves
problemas económicos y sociales, como algunos países del Este de Europa (especialmente
Rumanía y Bulgaria) países subsaharianos (Nigeria, Camerún, etc) y de algunas
repúblicas iberoamericanas (Brasil, República Dominicana, Colombia, etc). Estas
mujeres han llegado a nuestro país huyendo de la miseria, algunas engañadas y
otras no, pero todas en manos de mafias que las explotan, drogan, golpean,
amenazan a sus familias y trasladan, como si fueran ganado, por los más de 3.000
clubes de alterne que hay en España. El mayor prostíbulo de Europa (ni Rajoy ni
los independentistas catalanes suelen sacar pecho de esto) se encuentra en La
Junquera, Gerona, “El Paradise”, que así se llama el local, se extiende por
2.700 metros cuadrados, cuenta con 80 habitaciones y en el trabajan cientos de
prostitutas, que atienden a los clientes que llegan en decenas de autocares todos
los días desde Francia, donde la
prostitución está prohibida. Es imposible calcular la cantidad de dinero que
mueve esta actividad económica y todo lo relacionado con ella, pero son cifras
de infarto que escapan al control de Hacienda. Es precisamente esta una de las
razones, aunque las suelen adornar con otras supuestamente beneficiosas para
las putas, de los que piden legalizar la prostitución en España, no por
casualidad, casi siempre hombres, al contrario de lo que han hecho otros países
como Suecia y Francia, que han prohibido esta actividad y castigan a los
clientes con fuertes multas. Afortunadamente, la mayoría de las mujeres y los movimientos
feministas (con los que tengo serias discrepancias en algunas cuestiones pero a
los que apoyo, sin ambages, en las que creo que son justas reivindicaciones)
tienen claro que hay que prohibir la prostitución y lo tienen tan claro como
que hay que mantener la prohibición de la maternidad subrogada, también llamada
“vientres de alquiler”. ¡Ya está bien de explotar a las mujeres y ciscarse en
ellas, en especial a las que no tienen donde caerse muertas!
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