Venezuela ha expulsado al
embajador de España en Caracas y España, en reciprocidad, ha hecho lo mismo con
el embajador de Venezuela en Madrid. Se llega a esta situación por la grosera intromisión
en los asuntos internos de Venezuela de los Gobiernos del PP, los que presidía
Aznar y los que ha presidido y preside Rajoy. Hagamos memoria ¿Se acuerda usted
de aquella Cumbre Iberoamericana que se celebró en Chile y donde el entonces
rey, D. Juan Carlos, le espetó al entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez,
la famosa frase de “porqué no te callas”? no es que D. Juan Carlos se erigiera
en moderador de la reunión, para eso estaba la presidenta de Chile, era que
Chávez estaba diciendo cosas muy fuertes, que Aznar había colaborado con los
que lo secuestraron y casi lo asesinan. Tras la tregua de los Gobiernos de
Zapatero, donde las relaciones entre España y Venezuela mejoraron mucho, hasta
el punto de cerrar acuerdos tan importantes para NAVANTIA como la construcción
de varios patrulleros oceánicos para el país caribeño (no se pudieron vender a Venezuela
varios aviones de patrulla marítima C-290 “Persuader” por presiones de los EE
UU) volvió a llegar el PP al Gobierno y sus ministros y sus conspicuos
volvieron a las andadas, dando cobertura y asilo a los opositores venezolanos,
presionando a la UE para que pusieran sanciones económicas a Venezuela y poniendo en peligro no solo las relaciones diplomáticas, también los intereses
de empresas españolas afincadas en Venezuela. Todos sabemos que cuando hablas
con los del PP de las pensiones, de la corrupción y del tiempo que va a hacer
mañana siempre te sacan, aunque no venga a cuento, el tema de Venezuela. A la
actual derecha española le pueden las vísceras y si alguien piensa que la falta
de sentido de Estado es algo exclusivo de la izquierda está completamente
equivocado.
Por encima de credos y regímenes
políticos, España siempre ha tenido buenas relaciones con las repúblicas
hermanas de América y yo aconsejaría a la derecha española, tan desnortada o
más que la izquierda, que rebusque en las hemerotecas, encontrará periódicos
sepia, no porque sean de información económica sino por el paso del tiempo, que
harán que muchos vean la luz.
Descubrirán, por ejemplo, la tragedia del “Sierra Aránzazu”, un mercante
español de casi 3.000 toneladas que, en su cuarto viaje a Cuba burlando el
bloqueo estadounidense, fue atacado, en septiembre de 1.964, y en cuya agresión perdieron la
vida su capitán, su segundo oficial y el tercer maquinista, cuando en España gobernaba
el general Franco, que no era precisamente comunista. Más reciente tenemos la
Guerra de las Malvinas y también conviene recordar que el Gobierno de la UCD,
que presidía D. Leopoldo Calvo-Sotelo, se alineó con las tesis argentinas en el
Consejo de Seguridad de la ONU. Pero, hay otro episodio, que muy poca gente
conoce, que demuestra hasta qué punto España y los españoles apoyamos a
Argentina en aquel conflicto, a pesar de que sabíamos perfectamente que la
dictadura criminal que presidía el general Galtieri había torturado detenidos
políticos en la Escuela de Mecánica de la Armada que eran arrojados de noche, en
aviones Hércules C-130, vivos al océano en los tristemente conocidos como “vuelos de
la muerte” y que robaba los bebés a las víctimas. Desde España se hizo todo lo
posible, doy fe, para salvar al portaaviones argentino ARA “25 DE MAYO”, no
tanto porque era el buque insignia de la Armada Argentina, que también, como
por lo que significa el 25 de mayo para los argentinos. Sabíamos que era una
guerra imposible de ganar, pero no podía ser una humillación total para
Argentina.
Es decir, las relaciones
fraternales con las repúblicas de Iberoamérica y con aquellos pueblos hermanos
trascienden a regímenes políticos y a cualquier otra circunstancia y se equivocan
mucho los que ponen por delante de los intereses de España sus mezquinos
intereses.
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