miércoles, 10 de agosto de 2011

QUE NO CUNDA EL PÁNICO

El miedo es una reacción de los animales ante el peligro, muy útil para no recibir daños e incluso para sobrevivir, no hay, por tanto, que tener miedo al miedo, porque el temor nos vuelve precavidos, ponderados y prudentes. Otra cosa es el pánico, un proceso químico-eléctrico que, como el miedo, ocurre en el cerebro cuando se activa la amígdala situada en el lóbulo temporal, pero, en este caso, recibiendo una dosis excesiva de adrenalina.
Estamos asistiendo ya al segundo embate de la crisis, algo que era previsible, dado que no se han tomado las medidas imperativas a raíz del estallido de la burbuja financiera. Los ciudadanos, los Gobiernos y las instituciones internacionales ya no son capaces de reaccionar con inteligencia ante el peligro y el pánico se está adueñando de la situación. Hay un indicador inequívoco de lo que decimos, el precio del oro ha escalado vertiginosamente en los últimos días hasta situarse, cuando escribimos estas líneas, en los estratosféricos 1.742,80 dólares la onza, pero seguramente siga subiendo hasta los 2.000 dólares. Esta situación no se daba desde la gran depresión y los preámbulos de la Segunda Guerra Mundial.
Era falso que la gente no se fiara de los Estados, a pesar de las fechorías de los Gobiernos, tal es así, que nos daban un papel firmado que ponía 500 euros y nos lo creíamos. Pero se ha terminado la confianza y ha sonado el sálvase quien pueda. El Banco Central Europeo está comprando deuda española e italiana para que estos dos países no entren en quiebra y arrastren al resto de la zona euro, pero los alemanes ya están pidiendo que esto hay que respaldarlo depositando las reservas de oro de los deudores en la sede central del BCE. A España le queda algo después de que Zapatero vendiera, a poco más de 500 dólares la onza, 1/3 de nuestras reservas para financiar algunas de sus ocurrencias, como el famoso cheque-bebé, no sabemos lo que habrá del preciado metal dentro de las cajas de seguridad del Banco de Italia. Perder todas nuestras reservas de oro sería otra gran catástrofe.
Pero la escalada del precio del oro se debe también a que tanto particulares como los bancos, a través de sus fondos de inversión, ya no se fían de las bolsas y los mercados de valores y están invirtiendo directamente en materias primas, alimentos y metales preciosos, fundamentalmente oro. Esas sí que son monedas globales con garantía total. Todas las noches vuela a Zurich un avión cargado de lingotes rusos, pues Putin está haciendo su agosto, pero también se están frotando las manos Australia, Suráfrica, China, EE UU y Perú, que son, por este orden, los principales productores mundiales.
Hay un gran nerviosismo en las bolsas, en las empresas y en las calles de Londres, pero nosotros, afortunadamente, todavía no hemos pasado del beneficioso miedo. Tenemos las elecciones generales muy cerca y será necesario tener la cabeza fría para tomar las decisiones adecuadas. Que no cunda el pánico.

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