Ante lo que está sucediendo, cada vez es mas necesario y mas urgente la aparición de una nueva izquierda que plante cara a los nuevos amos y a los que han sucumbido a sus presiones. La socialdemocracia ha fracasado y ha sido barrida de Europa, porque ha sido incapaz de preservar el Estado de Bienestar y los derechos que los trabajadores conquistaron a través de la lucha de varias generaciones. Los partidos comunistas y sus herederos, desconcertados tras la caída del Muro de Berlín y la desaparición de los regímenes socialistas de la Europa del Este, se han convertido en organizaciones marginales o en muletillas de los socialistas. La izquierda tiene que reaparecer porque está desaparecida.
Es realmente patético que opinadores e intelectuales, que dicen estar en la órbita de la izquierda, se hayan sumado a la dialéctica de los neoconservadores y usen los mismos términos y las mismas concepciones que el capital para el análisis científico de la realidad económica. El mercado se ha cargado al Estado, pero parece que también ha obnubilado la razón y las conciencias de la gente progresista.
Lo que está pasando no es una novedad, ya Carlos Marx, en su obra “El Capital”, lo describe punto por punto. La concentración del capital, el imperio de los mercados y la desaparición del poder de los Estados, son, por tanto, de libro.
Nunca como ahora la Humanidad ha estado en la disyuntiva de tomar el camino acertado o el que lleva a su desaparición tras larga agonía. El crecimiento económico y el desarrollo sostenido empiezan a ser imposibles en un planeta que ya tiene en el horizonte el agotamiento de sus materias primas y de muchos de los recursos imprescindibles para alimentar y dar una vida digna a más de 7.000 millones de personas. La defensa del medio ambiente, del ecosistema y, en fin, de la vida, incluida la nuestra, están en peligro porque las políticas económicas imperantes trabajan en su contra y la dinámica mercantilista sacrifica todo en el altar del beneficio y las plusvalías.
El Estado debe recuperar su protagonismo y para eso hace falta un nuevo pensamiento político que recupere las ideas fundamentales y fundacionales de la izquierda adaptándolas a las necesidades actuales y futuras y que ese nuevo movimiento social alcance el poder.
Iniciativa privada sí, pero con planificación económica. Revolución tecnológica y nuevos hábitos de consumo orientados a la preservación medioambiental y la sostenibilidad socio-económica. El crecimiento sostenido, debemos ser conscientes de ello, es una quimera en un mundo donde los recursos son limitados.
Eso no será posible sin rescatar valores a los que la izquierda nunca debió renunciar. La lucha revolucionaria necesita de la solidaridad, el esfuerzo, la honestidad y el sacrificio.
Los mercados no son mas que el instrumento de un capital que, con la globalización, ha conseguido el escenario que necesitaba para imponer a los ciudadanos del mundo sus dictados. El dinero cada vez está mas concentrado mientras la necesidad se extiende como una mancha de aceite.
Esta dinámica no cesará hasta que los ciudadanos no hagan sentir el miedo en el cogote a los que se han erigido en gestores de nuestras vidas en su propio beneficio.
Hace falta un nuevo aparato, una nueva herramienta que galvanice los deseos de una gente a la que los partidos políticos y sindicatos actuales han dejado a los pies de los caballos.
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