jueves, 4 de agosto de 2011

LA DESASTROSA COSTERA DEL BONITO

Hoy podríamos hablar de la prima de riesgo, de la Deuda que se ha podido colocar a un interés de más del 6%, que usted y yo tendremos que pagar, y de las cosas que hacen y dicen los sinvergüenzas que han abocado a España a esta situación, merced a los alegres déficits presupuestarios en la administración central o en las CC AA y ayuntamientos que regentaban. Unos y otros no solo no han ido a parar con sus huesos a la cárcel o al exilio, como en Islandia, sino que piensan pedirnos el voto para acometer mas “reformas” contra los ciudadanos, porque el abaratamiento del despido, la elevación de la edad de jubilación hasta los 67 años, con la subida del cómputo para la prestación de 15 a 25, la congelación de las pensiones, la bajada de un 5% del sueldo de los funcionarios, etc, no son suficientes, dicen, para calmar a los mercados. No deberían jugar con las cosas de comer porque el movimiento 15M, el de los indignados, es pecata minuta comparado con lo que puede suceder si la gente se decide a pedir cuentas, por las fechorías cometidas, a los que han usufructuado el poder durante todos estos años en España. Pero aún hay cosas mas graves que no tienen un titular preferente en los periódicos.
En Asturias la “costera del Bonito” es una tradición, como la pesca de bajura y los artes de cerco para obtener anchoa, sardina, xarda, etc. Pero en los últimos 25 años la presión que se ha ejercido sobre los caladeros del Cantábrico ha sido brutal. No solo se han empleado nuevas tecnologías, como el sónar, para localizar los bancos de peces, también nuevos tipos de embarcaciones diseñadas para esquilmar los mares, como los arrastreros, que tiran ya muertos al agua más del 65% de las capturas, los llamados descartes, y dejan los fondos marinos como desiertos. Pero es que, además, el número de barcos de todo tipo que faena es tan alto (hay mas de setecientos arrastreros en el Cantábrico) que todo el mundo sabía que, como con la burbuja inmobiliaria, era cuestión de poco tiempo que se acabara la fiesta, en este caso, el pescado. Se pesca día y noche, incluyendo festivos, sin descanso y sin mesura.
Hace 200 años, para la edad de la Tierra un suspiro, el Mar Cantábrico era un hervidero de vida. grandes cardúmenes de peces lo poblaban y se acercaban a la costa en la época estival, hasta era frecuente ver ballenas y cachalotes que se alimentaban en nuestra costa de los grandes bancos o de calamares gigantes. Especies como el besugo o la merluza, de alto valor culinario, eran muy abundantes. Hoy la situación ha cambiado dramáticamente, no vamos a pormenorizar porque todos los que conocen la mar lo saben perfectamente. El Mar Cantábrico, como está sucediendo con otros en el mundo, agoniza, porque el ecosistema no puede soportar tanta presión ni la falta de nutrientes por culpa del cambio climático.
El atún blanco, el bonito del Norte, se pescaba relativamente cerca de la costa, por eso se sigue llamando costera, donde acudía siguiendo los bancos de peces de los que se alimenta. Pero cada vez hubo que ir mas lejos a buscarlo. El año pasado, sin ir mas lejos, muchos se felicitaban por las miles de toneladas que pasaban por nuestras rulas, un éxito, decían los irresponsables. Pero ya no quedan bonitos, han dejado la especie, como otras, al borde del exterminio. Ahora tienen que ir cerca de Irlanda para poder pescar algunos y eso no cubre ni salarios ni gasóleo.
No vamos a pedir cuentas a los que, por acción u omisión, han destruido una riqueza que no podrán heredar nuestros hijos, eso sí, subvenciones para los que se van a quedar en el paro las justas y los dueños de los barcos que se los coman con patatas. Con los políticos ya hablaremos el 20 de noviembre.

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