viernes, 18 de diciembre de 2015

QUE USTED LO PASE BIEN

Mientras escribo estas líneas se está celebrando en Bruselas la última cumbre de la UE de este año, a la que asisten jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países miembros. Varios son los asuntos a debatir, los mas importantes: si se van a prorrogar las sanciones a Rusia, qué se va a hacer con los millones de refugiados y que va a pasar con Reino Unido.
Tras el tradicional recibimiento del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker (no recuerdo un político tan besucón desde el dirigente soviético Leonid Brézhnev) y las risas y compadreos habituales, se ha abierto el orden del día con las mismas intervenciones y los mismos argumentos para imbéciles a los que nos tienen acostumbrados. Eso sí, enseguida ha salido a relucir que harán falta unos cuantos miles de millones de euros para seguir adelante con la fiesta y para contentar a David Cameron.
Ni un solo dirigente ha dicho que nada hubiera sucedido en Ucrania si la UE y la OTAN no hubieran apoyado a los golpistas del Maidán y pretendido cambiar el statu quo estratégico del Mar Negro y que las sanciones están perjudicando mas a muchas empresas exportadoras europeas que a Rusia. Ni un solo dirigente ha dicho que el gravísimo problema de los refugiados está íntimamente relacionado con la intervención en las guerras de Libia y Siria, bien directamente o apoyando a terroristas y yihadistas. Ningún dirigente ha dicho, en fin, que ya estamos hartos del chantaje británico y no se puede tolerar que un Estado sea socio solo para lo que le interesa.
Cameron ha ido a Bruselas a sacar dinero. El primer ministro británico se parece mucho a estos nacionalistas catalanes de pacotilla, que quieren la independencia de España, sí, pero que también quieren de ella un trato preferencial y que el Barça juegue en la liga española. Cameron, con unos argumentos que no se sostienen, ha dicho que el Reino Unido contribuye demasiado y que eso tiene que ser revisado, amenazando con un referéndum para el año 2.017 si no se atienden sus exigencias. No ha dicho nada el premier británico de sus paraísos fiscales, de los tejemanejes financieros que se cocinan en la City de Londres, de que hace todo lo posible para debilitar al Euro y que su alianza trasatlántica está por encima de su vocación europea y de su compromiso con la Unión.

Las exigencias de David Cameron me han recordado un tradicional villancico, que suena por estas fechas, donde los niños que van pidiendo el aguinaldo despiden a un vecino tacaño con la frase “que usted lo pase bien”. Ningún dirigente europeo se lo ha dicho al inglés, porque es mas fácil abrasarnos a impuestos que cumplir con su obligación.

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