viernes, 11 de diciembre de 2015

ASTURIAS, ALERTA POR CONTAMINACIÓN

Pocas veces hablan de nuestra región en los telediarios, importamos poco, pero los primeros días de este diciembre, cuando sobre Madrid se estancó la “boina” de la contaminación atmosférica, otra ciudad española fue noticia por lo mismo, Oviedo. Bueno, para decir verdad, estas dos ciudades no fueron noticia por el nivel de partículas en suspensión, que superaban ampliamente las recomendaciones europeas y de la OMS, sino por las medidas radicales que se adoptaron, como disminuir la velocidad de los automóviles e impedir su aparcamiento, en el caso de Madrid, y cerrar la autopista “Y” en el de Oviedo. No hay cosa mejor que salir en los telediarios para ser alguien y esta vez, que, por supuesto, no ha sido la primera donde se superan los límites establecidos, la contaminación atmosférica ha sido la protagonista y la que ha abierto un encendido debate.
Si es obvio que el tráfico rodado y las antiguas calefacciones de carbón son las causas responsables de la contaminación atmosférica en la capital de España, pues no existen grandes industrias contaminantes en los alrededores de Madrid, no lo son, en absoluto, en Oviedo y en otras poblaciones de Asturias, en particular en Gijón y Avilés, donde todo el mundo sabe que son algunas industrias, perfectamente identificadas por los ciudadanos, las que llevan años emponzoñando el aire que respiramos con total impunidad. El Gobierno del Principado y, en particular, la consejera de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Belén Fernández (que se ha convertido, por voluntad propia, en la mentirosa mayor de Asturias) han querido convencer a la opinión pública de lo contrario, sin mucho éxito, eso sí. Si esa consejería no estaba suficientemente desprestigiada, por las fechorías de SOGEPSA, las irregularidades en la ampliación de El Musel y la intención de construir una macroincineradora en Serín, la nueva consejera quiere sublimar las andanzas de su compañero, que, afortunadamente, se ha ido a Santander, Francisco González Buendía.
Se ha creado una comisión, que es lo que siempre se hace cuando no se piensa hacer nada, para tratar el asunto de la contaminación atmosférica en Asturias, y se han puesto sobre la mesa decenas de miles de euros, que nos hacen falta para otras cosas, para investigar lo que ya todos sabemos, sus causas.
La falsedad de los argumentos de quienes nos gobiernan, acusando al tráfico automovilístico de los picos de polución, es evidente, porque es precisamente durante la noche, cuando casi no hay coches circulando, cuando la contaminación atmosférica aumenta hasta límites intolerables. En efecto, los vecinos de Jove, de La Calzada, de Monteana, de Veriña, de Xivares, de Aboño, etc, por poner solo unos ejemplos de algunas zonas gravemente afectadas, saben perfectamente que eso es así y que viene siéndolo desde hace años. La única que no quiere enterarse es la consejera Belén Fernández. Que coja un paraguas blanco y que pase una noche en la zona Oeste de Gijón, a ver si se cae de la burra.
La anterior alcaldesa de Gijón, Dña Paz, ya nos quiso convencer de que industria y contaminación son consustanciales y que si queremos puestos de trabajo hay que apechugar con esto. Es el mismo discurso de los que defienden el carbón y las centrales electrotérmicas mientras hablan de capturar CO2 y otras tonterías.
La verdad es que hay una comunión de intereses, algunos inconfesables, en Asturias (la comunidad autónoma con la mayor tasa de mortalidad de España y que casualmente es la que mas contaminación atmosférica tiene) que trabajan para que las autoridades no hagan cumplir la legislación y para que pretendan seguir engañando a los asturianos.


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