lunes, 1 de octubre de 2012

ADELGAZAR LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS

Al hilo del proceso secesionista catalán, cuyo desenlace es una incógnita, ha surgido con fuerza el debate sobre la conveniencia, o no, de reformar la Constitución, bien para que Cataluña tenga el mismo status que el País Vasco y Navarra, que era la primera pretensión de los nacionalistas de CIU, bien para introducir el federalismo, que ahora el PSOE saca como bandera para intentar salvar la cara del PSC; pero son muy pocas las voces que han dicho que esa hipotética reforma de nuestra Carta Magna, si nos plantean el envite, también podría servir para eliminar las Comunidades Autónomas.

Ya no estamos en la España de la Transición, donde algunos representantes de los partidos políticos tuvieron que elaborar un texto constitucional de consenso que se ofreció a los ciudadanos, ya cocinado, para su refrendo. Después de más de tres décadas, los españoles ya son mayores de edad para opinar y no solo para votar. Lo que quiero decir es que si los partidos políticos pensaran en modificar la Constitución para salir al paso del chantaje nacionalista, somos muchos los ciudadanos, cada vez mas según todas las encuestas, que también querríamos que se pusiera en cuestión a las CC AA. Eso si que provocaría un terremoto político, pero verdaderamente democrático. Algunos retos tienen inesperadas consecuencias.

Porque, digamos la verdad, ¿ha mejorado la asistencia sanitaria, la educación, la justicia, los trámites administrativos, etc, con el Estado Autonómico?, pues no, es más, muchas cosas han empeorado, porque la cantidad de recursos que absorben algunas administraciones, y todas las cosas prescindibles que han crecido a su sombra, es enorme. Además de los 350 diputados del Congreso, de los 259 senadores y de los 54 parlamentarios europeos, en España hay 1.206 parlamentarios autonómicos, 1.031 diputados provinciales, 139 responsables de cabildos y consejos insulares y 13 consejeros del valle de Arán; a los que hay que sumar los 74.008 alcaldes y concejales, casi el triple que en Alemania, un país con el doble de población que España.

Pero no son solo los altos salarios de este excesivo número de representantes públicos y de toda la muchedumbre de funcionarios, cargos de libre designación, asesores, etc, lo que lastra nuestra economía, también y sobre todo, el entramado que ha crecido a su sombra y sus consecuencias, que no vamos a relatar aquí por ser de sobra conocidas por todos. Eso ya no se puede permitir ni mantener.

Mientras los grandes partidos se afanan en recortes y subidas de impuestos que sufren la generalidad de los ciudadanos, ni por un momento se plantean reducir drásticamente las administraciones públicas. Antes hemos puesto el ejemplo de Alemania, pero EE UU o Rusia tienen 50 Estados y 83 federaciones, respectivamente, entes mucho mas grandes en extensión, población y PIB que cualquiera de nuestras CC AA. Resulta absurdo, pero ilustrativo, comparar Texas con La Rioja o la extensión de Rusia, 17.075.400 Km. cuadrados, casi la novena parte de la Tierra, con la de España. Francia, por ejemplo, un país que incluso tiene muchas tierras en ultramar, es uno de los Estados mas centralistas del mundo y sin embargo su administraciones funcionan bastante mejor que las nuestras.

Hay un argumento que esgrimen los que han hecho de los cargos públicos que usufructúan su modus vivendi y por eso no quieren ni oír hablar de adelgazar las administraciones, dicen que son los enemigos del Estado del Bienestar, e incluso de la democracia, los que postulan estas cosas. Para nada, es todo lo contrario.

En los tiempos que corren es mas necesario que nunca dirigir la tijera hacia los gastos menos necesarios, cuando no inútiles, y lo sensato no tocar la Constitución introduciendo debates no prioritarios, pero hay que aligerar las administraciones autonómicas, no en los servicios esenciales que prestan a los ciudadanos, no nos equivoquemos, el adelgazamiento no debe ir por ahí. Ahora que todas tienen que pedir dinero para subsistir, es una buena ocasión para apretarles las tuercas.
NOTA: la foto corresponde a la carísima estatua del no menos caro Aeropuerto de Castellón donde, como usted sabe, ni aterrizan ni despegan aviones.

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