sábado, 13 de octubre de 2012

LA DESINTEGRACIÓN DEL PSOE

La escisión protagonizada por Ernest Maragall (hermano del ex-presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall), que ha ocupado, entre otros, el cargo de consejero de Educación y ha sido miembro destacado de la Comisión Ejecutiva del Partido Socialista de Cataluña, no es más que la punta del iceberg del problema existencial en que se encuentra sumido el PSOE, tras las debacles electorales de los últimos años y ante la perspectiva mas que probable de que en las próximas elecciones en Galicia, País Vasco y Cataluña el varapalo de los ciudadanos a los socialistas sea todavía mas severo.

En contra de lo que se ha dicho, Ernest Maragall no ha fundado un nuevo partido, pues el Partido Catalán de Europa, ente que piensa liderar, lo fundó su hermano Pasqual en 1.998, mas preocupado, como muchos miembros del PSC, en embarcarse en la aventura soberanista que en los valores tradicionales de la izquierda, que, eso sí, se esgrimen y usan como bandera pero que solo son un instrumento táctico para conseguir votos.

Hace ya mucho tiempo que personajes relevantes y barones del Partido, como Alfonso Guerra y Rodríguez Ibarra, habían puesto el grito en el cielo por el proceso que se estaba dando en el PSC y por la falta de disciplina de los socialistas catalanes en el seno de la organización que ha llegado a materializarse en el Congreso y el Senado donde ya actúan casi por libre. Pero, si queremos ser rigurosos, hay otros factores que van a ser determinantes en lo que va a suceder y que conviene analizar brevemente:

El PSOE es un partido político con una larga tradición histórica en España, creció exponencialmente desde su fundación por Pablo Iglesias el 2 de mayo de 1.879, en la taberna Casa Labra, situada en la calle Tetuán de Madrid. Iglesias también fundó la UGT y era un marxista convencido que se carteaba con Federico Engels. De todos es conocido el protagonismo del PSOE y de su sindicato afín en el movimiento obrero y ciudadano antes y durante la guerra civil, llegando a tener dos presidentes de la República, Francisco Largo caballero y Juan Negrín. Pero, acabada la contienda y durante la larga dictadura del general Franco el PSOE pierde influencia entre los trabajadores españoles que es asumida por el PCE, que fue la organización que casi monopolizó la resistencia, con guerrilleros en las montañas, hasta los años 50, y con una organizada lucha subversiva que combinaba la propaganda de las octavillas y la emisora "Pirenaica" con la infiltración en los movimientos sociales, vecinales, culturales y universitarios, incluso en el sindicato vertical. Con la aparición de las CC OO, la primera creada en la Mina de la Camocha, de Gijón, el PCE se convierte, todavía más, en el partido hegemónico de la clandestinidad.

Cuando llega la democracia hay una gran preocupación de los poderes fácticos, interiores y exteriores, porque el PCE pueda tener cotas de poder. Mientras el presidente Suárez lo legaliza, el propio Gobierno de la UCD financia al PSOE con ingentes cantidades de dinero, que también llegan de EE UU, Alemania e Israel. Ya había desaparecido el PSOE (histórico) y se había consolidado (en el Congreso de Suresnes, octubre de 1.974) el PSOE (renovado) que lidera Felipe González y un grupo de jóvenes sevillanos. El secretario general de la UGT, Nicolás Redondo, puso en bandeja la secretaría general del partido a González, el mayor error de su vida, como diría el luchador sindicalista años después.

El PSOE, una organización casi sin cuadros, acomete una política de captación de preparados militantes comunistas (lo que se dio en llamar el "pesebre") que cambian ideología, pues se abandona el marxismo y se ingresa en la OTAN, por cargos políticos en el Partido Socialista y en las administraciones públicas. Podríamos apuntar aquí miles de casos, algunos muy conocidos por todos.

Pero, la actual crisis económico-social ha puesto sobre la mesa todas las contradicciones de la socialdemocracia, de su progresiva derechización y de la falta de programa y de alternativas de los oportunistas de la dirección del PSOE. Eso no se corrigió en el congreso que se celebró en febrero de este año ni va a cambiar en el futuro, no es posible.

Cuando se han perdido mas de 4.000 cargos en las administraciones y no existe una verdadera carga ideológica la desintegración del PSOE, a pesar de feudos como Asturias y Andalucía, solo es cuestión de tiempo, como ha sucedido en otros partidos socialistas de Europa.

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