jueves, 25 de octubre de 2012

2.013

Se acaban de aprobar en el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales para 2.013, que imponen los mayores recortes que se recuerdan en España desde el Plan de Estabilización de 1.959.

En efecto, el tijeretazo es muy amplio en todos los ministerios, con el objetivo de controlar el déficit público y que nuestro país no siga en la espiral de endeudamiento que nos lleva al desastre. Bien, todos los ciudadanos sensatos estamos de acuerdo en que hay que cuadrar las cuentas del Estado, otra cosa es cómo, es decir, se puede intentar, que no conseguir, subiendo los impuestos indirectos, como el IVA, y bajando el gasto en todas las partidas de la Administración, que son las recetas del equipo económico del Gobierno que preside Rajoy, o también se puede hacer no subiendo los impuestos, recortando solo gastos no relacionados con la inversión, entrando a saco en la economía sumergida y utilizando el dinero del segundo rescate (si esos recursos no llegan España tendría que salir del euro) para dinamizar el mercado interno, cuyo hundimiento es la causa fundamental del brutal crecimiento del paro.

El Plan de Estabilización de 1.959 fue algo necesario porque España era, junto con Portugal, el país mas pobre de Europa, y aunque Franco y varios de sus ministros se resistieron a dar el visto bueno, la autarquía tuvo que claudicar ante la cruda realidad y fue aprobado por decreto ley del Gobierno y luego refrendado por las Cortes Españolas. Los economistas Joan Sardá y Enrique Fuentes Quintana quizá no previeron que aquella terapia de choque para la economía española provocaría un drama social cuyo mayor exponente fue la emigración de casi tres millones de españoles en los años 60. Tuvieron que ser los tres Planes de Desarrollo, que curiosamente se parecían mucho a los Planes Quinquenales soviéticos, los que, dirigidos por el ministro-comisario y miembro del Opus Dei, Laureano López Rodó, dieran el definitivo impulso económico- industrial a España. Esta breve introspección histórica viene a cuento para intentar explicar que tras el traumatismo de la cirugía es necesario un inmediato plan de recuperación, algo que el Gobierno no contempla.

Rajoy se fue al Senado para no comparecer ante los grupos de la cámara baja y dejó que el ministro de Hacienda, Montoro, lidiara la faena del debate presupuestario; lo hizo con ese gracejo insoportable que en él es habitual y que el portavoz de CIU le tuvo que afear diciéndole que, ante los sufrimientos de los ciudadanos, el cachondeo ofende. En su segunda intervención, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, estuvo brillante, con una crítica demoledora a los recortes que había desgranado Cristóbal Montoro, lástima que el líder socialista tuviera descubiertos los flancos, el de la autocrítica a las fechorías del Gobierno de Zapatero (obviamente el que fue su vicepresidente tiene difícil hacerla) y el de la falta de alternativas al aceite de ricino del Gobierno del PP.

Los resultados de las elecciones autonómicas en Galicia y el País Vasco y el hundimiento del PSOE han hecho que la adrenalina de la satisfacción inunde a los conspicuos del partido popular, que, equivocadamente, piensan que los ciudadanos aprueban lo que están haciendo, craso error.

Montoro, con una de esas corazonadas a que nos tiene acostumbrados, sin ninguna base científica y contradiciendo las previsiones de los organismos económicos internacionales, dijo en el Congreso que 2.013 sería el año del comienzo de la recuperación y que el año próximo se empezarían a notar los frutos de algunas de las medidas aprobadas por el Gobierno, como la reforma laboral. Pero, la cruza realidad actual es que proliferan los expedientes de regulación de empleo, los despidos, las bajadas de salarios, los cierres de miles de comercios y empresas, etc, y que no hay perspectiva alguna a la vista de que la situación vaya a mejorar con las medidas que se están tomando, mas bien todo lo contrario.

Yo tengo la esperanza de sobrevivir al 21 de diciembre de 2.012, el día que según Nostradamus, el calendario maya y la conjunción astral nos vamos a ir todos al cuerno, pero el 2.013 es otra cosa, al próximo año sí que le tengo verdadero miedo.



 

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