jueves, 4 de octubre de 2012

LAS CONDICIONES DEL RESCATE

La duda ya no está en si España va a pedir o no el rescate, sino en cuando, porque todo el mundo está de acuerdo en que nuestro país no podrá salir adelante sin la ayuda de la UE y que el flujo de dinero que traerá el segundo rescate es imprescindible para establecer un punto de inflexión al progresivo declive económico. Hay gente que dice que el presidente Rajoy no lo pedirá hasta que esté seguro de que será aceptado por todos los países de la Unión, pero yo creo que las verdaderas razones del compás de espera al que asistimos es que el Gobierno quiere tener claras cuales van a ser las condiciones, para ver como va a tener que emplear la tijera, y esperar a que pasen las elecciones gallegas. En ese contexto hay que enmarcar la visita a España y la entrevista con Rajoy del comisario de Economía de la UE, Olli Rehn.

Las condiciones del rescate es un asunto que dará mucho que hablar en los próximos meses y que pueden provocar la irritación de amplios sectores sociales en España. Esas condiciones son dos, una derivada de la propia naturaleza del crédito, es decir, el interés que tendrá que pagar nuestro país por el préstamo y otra política, obligando a España a no sobrepasar el déficit establecido por la UE como garantía de solvencia. Pero no debemos confundir las verdaderas condiciones del rescate con las que el Gobierno nos puede contar, para tener una coartada que esgrimir ante los ciudadanos si estos son nuevamente agredidos. Para darnos una idea del escenario en que nos vamos a mover basta con mirar lo que ha pasado en nuestra vecina Portugal. El rescate para el país luso fue de 78.000 millones de euros, por el que los portugueses tendrán que pagar 34.400 millones en concepto de intereses, a una tasa media del 5% para los 26.000 millones de euros prestados por el FMI a un plazo de 7 años y tres meses y del 4% para los 56.000 millones aportados por la UE a un plazo de 12 años; algo mejor que el 6% que tenemos que pagar por nuestras emisiones de Deuda pública a un plazo de 10 años pero, obviamente, ningún chollo.

Pero, para poder cumplir con el objetivo de déficit y hacer efectivos los vencimientos de los créditos hay la opción de seguir las mismas políticas gubernamentales de ajustes y recortes salvajes (principalmente con bajadas de salarios y pensiones y subidas de impuestos) que se han hecho y se están haciendo en Grecia y Portugal, (algunas también en España) algo que, como nos ha recordado el magnífico artículo del New York Times, está destinado al fracaso y a provocar situaciones de explosión social, o hacer lo verdaderamente necesario, eliminar todos los gastos no esenciales, salvaguardando especialmente la Sanidad la Educación y la Justicia, entrar a saco de una puñetera vez en la economía sumergida, no con mas inspectores de Hacienda sino con una modificación muy dura del Código Penal para los delitos fiscales, y tener muy claro donde se va a invertir el dinero recibido. En este sentido, es muy importante una planificación inteligente, a 3 ó 4 años que oriente y sirva de soporte a los Presupuestos Generales del Estado, sacándolos, de paso, de la virtualidad actual

Si el Gobierno de Rajoy quiere tener éxito deberá cambiar las políticas que solo han servido para derrumbar el mercado interno, meter en cintura a las CC AA y sus alegrías y crear un clima social y político que de confianza a los consumidores y a los inversores. Cortar de raíz las aventuras secesionistas, con toda la contundencia constitucional que sea necesaria, también es imperativo y urgente.


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