miércoles, 8 de diciembre de 2010

SALVEMOS A JULIAN ASSANGE


Como todos sabemos, Julian Assange, el periodista australiano, programador y activista de Internet, se encuentra retenido por la justicia británica como preso preventivo, seguramente a la espera de las órdenes de Washigton y de los tejemanejes de la fiscalía y el gobierno sueco, que ha pedido su extradición por un supuesto delito de abusos sexuales. ¿Independencia de la Justicia?, en este caso, mentira y gorda. Cada vez está mas claro, como en otras ocasiones, que EE UU se sirve de países “amigos”, para hacer los trabajos sucios que no podría realizar en primera persona. En este sentido, hay que denunciar la vil instrumentación de INTERPOL para los manejos de los Gobiernos.
Nosotros estamos muy preocupados por los ataques que los Gobiernos están dirigiendo a la libertad en la Red, ya dijimos que la crisis económica y el mundo del “pensamiento único”, en la última fase del capitalismo, acabaría con la Democracia. Internet y las redes sociales se han convertido en un poderoso enemigo para el poder, para el fascismo de nuevo cuño que también tiene un carácter global. WikiLeaks es un ariete contra los Gobiernos sin escrúpulos que no sólo actúan al margen de la ley, también cometen crímenes de todo tipo, torturas y asesinatos. El poder ha prostituido la Democracia y los agentes sociales imprescindibles para su buen ejercicio, como son los partidos políticos y los sindicatos, tiene los medios de comunicación en sus manos y utiliza la mentira y la coacción como instrumento para controlar la opinión de los ciudadanos.
Pero nuestra angustia, en estos difíciles momentos, no es tanto por el futuro de Wikilears, el portal especializado en rebelar secretos y filtraciones, que también, como por la integridad física de Julian Assange. No exageramos, hemos visto como altos responsables de la administración USA, también un ministro canadiense, pedían que fuera ejecutado. A sabiendas de los crímenes políticos que en el pasado han ocurrido en Suecia, entre los que sobresale el asesinato nunca aclarado del primer ministro socialdemócrata Olot Palme, y de las estrechas relaciones que mantienen Gran Bretaña y EE UU, también para cometer toda clase de tropelías, puede ocurrir cualquier cosa.
El Gobierno de EE UU, en vez de abogar por que se juzguen a los criminales que, amparándose en supuestas misiones para la defensa del país, cometen toda clase de excesos, pretende matar al mensajero.
También se ha recurrido al intento de ahogar económicamente a Wikileaks, el popular sitio de pagos por Internet, PayPal, ya anunció la pasada semana que había decidido cancelar la cuenta que WikiLeaks tenía abierta para recibir donaciones, la respuesta de los internautas fue masiva, dejando de utilizar millones de personas PayPal como intermediario de pagos. Ahora, los gigantes norteamericanos del dinero de plástico, Visa y Mastercard, también se han unido al linchamiento al impedir que WikiLeaks pueda recibir activos pagados con esas tarjetas de crédito. ¿Hace falta decir lo que hemos hecho con nuestras tarjetas?, les va a salir muy caro.
Mientras nos quede Internet, los ciudadanos del mundo podremos comunicarnos libremente y ejercer el derecho inalienable a la Democracia, también podemos usarlo como medio para la movilización y la presión. Hoy toca salvar a Julian Assange y a WikiLeaks.

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