domingo, 15 de agosto de 2010

COMO CARGARSE NUESTRA UNIVERSIDAD LABORAL


El régimen del general Franco fue una dictadura despótica que sumió a este país en las sombras durante cuarenta años y que cometió toda clase de tropelías, entre las que se incluyen abundantes asesinatos perpetrados por las banderas de Falange, organización fascista integrada en el propio sistema, nada más acabada la contienda civil. Pero, una vez aclarado esto, sin ambages, también hay que decir que el franquismo hizo unas cuantas cosas buenas, entre las que para mí sobresalen la Organización Nacional de Ciegos de España y las Universidades Laborales, por su destacada proyección social. La Universidad Laboral de Gijón, con sus 270.000 metros cuadrados es el edificio mayor de España, la idea primigenia de su construcción partió del ministerio de Trabajo que presidía el falangista José Antonio Girón de Velasco (nombre que se dio a la Laboral) y de su subsecretario Carlos Pinilla Turiño. Estamos a principios de los años cuarenta del pasado siglo, en una España azotada por el hambre y aislada internacionalmente, donde el carbón de Asturias tenía un carácter estratégico de primer orden. Las minas asturianas estaban a pleno rendimiento y, dada la precariedad de muchas instalaciones y el soslayo de la seguridad, eran frecuentes los accidentes con víctimas mortales. Después de algunos encuentros y conversaciones entre personajes de la región y del Ministerio de Trabajo, este decidió crear un orfanato minero, así se hizo en escritura pública el 6 de octubre de 1.945.
Se inició la construcción de un edificio que en principio estaba pensado para albergar y dar formación a 1.000 huérfanos de la minería y que debería contar con todas las dependencias necesarias, entre las que se incluirían dormitorios, comedores, biblioteca, aulas, talleres e instalaciones deportivas. La consigna era no escatimar esfuerzos y para llevar adelante el proyecto se buscó a los mejores, entre los que sobresalen los arquitectos madrileños Luis Moya Blanco y su hermano Ramiro Moya Blanco, el gijonés José Marcelino Díaz Canteli, etc. Durante el transcurso de las obras el Ministerio de Trabajo decidió la creación de las Universidades Laborales, destinadas a la formación profesional de los jóvenes hijos de los trabajadores, así, el orfanato minero acabó siendo la Universidad Laboral de Gijón José Antonio Girón de Velasco. Cuando se concluyeron las obras, es un decir porque no se terminaron del todo, se encargó la dirección del centro a la Compañía de Jesús y la intendencia a las monjas clarisas, se quería lo mejor y doy fe de que así fue. El régimen franquista odiaba al comunismo pero también sentía una adoración por él y daba la misma importancia que los soviéticos a la organización social, industrial, cultural, etc, desde el Gobierno del Estado, el ejemplo mas palpable fueron los Planes de Desarrollo que los ministros del Opus llevaron a cabo tras el Plan Nacional de Estabilización Económica de 1.959, que se parecía mucho a los Planes Quinquenales rusos, y que permitieron a España salir del tercermundismo y la propia organización educativa, donde las universidades laborales, en este sentido, fueron quizá el mas claro exponente.
La historia de la Universidad Laboral de Gijón está trufada de episodios que darían para escribir una novela negra, entre los que se incluye el robo de ingentes cantidades de materiales durante su construcción, el asesinato nunca aclarado de un guarda o que fue refugio de alemanes que trabajaron para Hitler, pero, sobre todo, sobresalen los miles de jóvenes hijos de trabajadores que encontraron un buen futuro gracias a ella.
En 1.978 se entregó la dirección del centro a personal docente de Universidades Laborales, que sustituyó a los jesuitas y poco tiempo después también se rescindió el convenio con las monjas clarisas.
Durante años hemos visto alarmados el deterioro de un edificio y unas instalaciones emblemáticas para Gijón y para Asturias a lo que, afortunadamente, se ha dado fin, con importantes obras de reacondicionamiento, pero esos recursos públicos no han sido para potenciar la Formación Profesional y para que la Universidad Laboral siga siendo eso, laboral, una gran casa para los hijos de los trabajadores. Se ha instalado allí la televisión autonómica, pretenden ceder una buena parte de las instalaciones para albergar un hotel privado, y ahora se utiliza su teatro para espectáculos con muy bajo perfil cultural pero que redundarán en pingües beneficios para unos cuantos. Se ha rodeado un monumento artístico de enorme entidad con edificaciones que lo denigran y minimizan.
El Gobierno de Tini Areces, y los que pusilánimemente callan, están haciendo todo lo posible por cargarse la Universidad Laboral de Gijón, no nos referimos al protagonismo del edificio, que también, sino a la idea para la que fue concebido. ¿Van a resultar mas sociales las políticas franquistas que las socialistas?.

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