domingo, 27 de enero de 2019

VENEZUELA


Independientemente de que nos gusten, o no, Maduro y su régimen, lo que está pasando estos días en relación con Venezuela deja diáfano en que manos estamos, tanto en el escenario internacional, como, concretamente, en España. No es la primera vez, ni mucho menos, que Venezuela está más en boca de la derecha española que los graves problemas que tiene nuestro país. Ese es el principal argumento que esgrime la derecha aunque no venga a cuento y lo esgrimen solo porque el régimen venezolano es de izquierdas y porque los muchachos de Podemos, que para ellos son la bicha, tuvieron relaciones en el pasado con ese régimen. Le importa un rábano a la derecha española la democracia en Venezuela y los problemas de los venezolanos, exactamente lo mismo que le importó a esa derecha española la democracia en el Chile de Pinochet y en la Argentina de Videla y los problemas de los chilenos y los argentinos bajo aquellas dictaduras horribles. Pero ahora, además, Washington ha tocado la corneta y hay que ponerse firmes, hacer de palanganeros y sumarse, sin mucho esfuerzo, a lo que ordene el Tío Sam. Son precisamente los EE UU, los mismos que patrocinaron las dictaduras criminales del Cono Sur, los que apadrinaron a Pinochet, Videla, Somoza, Noriega, Bordaberry, d´Aubuisson y toda una pléyade de asesinos en Iberoamérica (sin contar en otras partes del mundo) los que nos dicen que quieren la democracia para Venezuela. La verdad, sin embargo es bien distinta y la intervención de los EE UU en su “patio trasero” viene de muy antiguo. Antes de la revolución bolchevique de 1.917, los EE UU ya habían intervenido militarmente en más de cien ocasiones en Iberoamérica, las más groseras fueron contra México, al que arrebataron medio país, y contra España, después de que los yankees hicieron volar por los aires uno de sus acorazados, el “Maine” en la Bahía de la Habana, con toda su tripulación dentro, y le declararan la guerra para arrebatarle Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. La intervención en Venezuela no iba a ser una excepción y, sin remontarnos más atrás, todos recordamos el secuestro del presidente Chávez, cuyo asesinato evitaron los paracaidistas. Esta precisamente, la militar, es la clave de la próxima secuencia de acontecimientos: si las FF AA venezolanas se mantienes leales a Maduro, como se mantuvieron leales a Chávez, los intervencionistas no podrán hacerse con Venezuela sin una intervención armada. En Europa, Alemania lidera las presiones de la UE sobre Maduro y su régimen. Llama la atención que Merkel, la misma que aplaudió el golpe de Estado en Ucrania contra su legítimo presidente, Viktor Yanukovich, exija con vehemencia la democracia en Venezuela. Al aquelarre se ha unido, como no, el Gobierno socialista de España, exactamente los mismos que bombardearon Yugoslavia sin mandato del Consejo de Seguridad de la ONU o que metieron a nuestro país en la Guerra de Libia, “para llevar allí la democracia”, siguiendo, naturalmente, las mismas órdenes que siguen ahora. Así que, no debe preocuparse la derecha española, no hace falta que Casado y Rivera, los líderes del PP y de Ciudadanos, presionen a Pedro Sánchez ¡Aquiétense ustedes! criaturas, que los socialistas siguen siendo los encantadores socialistas de siempre, los mismos de “OTAN de entrada no”, no se han vuelto ni comunistas ni bolivarianos. A nadie importaría Venezuela ni los venezolanos, ni hubiera importado Libia y los libios, si no fuera por sus riquezas naturales. Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo y también grandes reservas de coltán y de gas natural, robarlas, como se robó el petróleo libio, es lo único verdaderamente importante. No se llenen ustedes la boca hablando de democracia, no van a pedir la democracia en Arabia Saudí, no mientan, basta de historias y de cuentos.

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