Quien no tuviera claro que un
individuo como Donald Trump, además de sus salidas de tono, sus bobadas y su
falta de respeto a las normas establecidas, podría ser muy peligroso y dar
muchos disgustos, es que no conocía al
personaje, al mismo personaje que, años atrás, en un guion premonitorio, de
chanza, de un capítulo de “Los Simpson” llegaba a presidente de los EE UU.
Nadie entonces se lo hubiera creído. Pues bien, no voy a relatar aquí las cosas
que está haciendo Trump desde que llegó a la presidencia, tanto en el orden
interno como en el internacional, la gente bien informada las conoce
perfectamente, solo dos asuntos concretos, uno de máxima actualidad, que copa
comentarios y noticias en los periódicos y en los telediarios, y otro del que se habla muy poco pero que es mucho
más importante e inquietante, me refiero a Venezuela y al anuncio de retirada
por parte de los EE UU del tratado de eliminación de misiles nucleares de corto
y medio alcance: Lo que está pasando con Venezuela es tremendo y todo lo que
estamos viendo alrededor de este asunto deja diáfano por donde van a ir los
tiros a partir de ahora y lo irresponsables que son los Gobiernos que bailan el
agua a los que se pasan por la entrepierna el derecho y la legalidad
internacionales e intervienen en los
asunto internos de un país soberano. A mí no me extraña que a la derecha
española le encante que los EE UU intervengan en Venezuela o en Cuba ¿cómo me
va a extrañar? lo que me llama la atención es que mucha gente de izquierdas
esté completamente perdida y confunda el apoyo a Maduro y su régimen con no querer
apuntarse a locas a venturas imperialistas. No hace tanto que exactamente el
mismo partido que ahora Gobierna España convenció a los españoles de lo
conveniente que era intervenir en Libia, recordémoslo. Las declaraciones del
ministro de Exteriores, Josep Borrell, son tremendas: “Estamos recibiendo
fuertes presiones de alguien, pero no voy a decir de quién”. No es la primera
vez que los gobiernos socialistas se dejan chantajear por los EEUU, sin
remontarnos a aquello de “OTAN, de entrada no”, el Gobierno de Zapatero recibió
fuertes presiones de Obama cuando estalló la crisis. Solo se presiona a quien
se deja presionar, evidentemente. Los que llevan la bandera de España, con el
aguilucho, hasta en los calzoncillos, estos patriotas de muchos golpes de
pecho, pero de mentirijillas, esos que continuamente acusan a Sánchez de
ultraizquierdista, de okupa y de la muerte de Manolete, no dicen absolutamente
nada sobre las intolerables presiones que está recibiendo nuestro Gobierno de
una potencia extranjera ¿Si los EE UU se meten en los asuntos internos de
Venezuela por qué no se van a meter en los asuntos internos de España?
Ante el despliegue del Escudo
Antimisiles en Europa Occidental (en España cuatro destructores con el sistema
Aegis en la base de Rota, que autorizó Zapatero) la segunda fase de la
Iniciativa de Defensa Estratégica, conocida popularmente como “La Guerra de las
Galaxias”, Rusia ha tenido que reaccionar; entre las medidas que tomó el
Kremlin está el despliegue de varios sistemas de misiles Iskander-M en Kaliningrado,
que se encargarían de neutralizar los componentes del Escudo Antimisiles que
los norteamericanos han instalado en Polonia. Los Iskander-M son un derivado
muy modernizado de los famosos misiles sobre plataformas terrestres móviles
Scub-B y pueden portar una cabeza nuclear táctica. Esto ha servido de pretexto
a los EE UU para decir, sin aportar ninguna prueba, que esos misiles tienen un
alcance superior a los 500 Kms que se firmaron en el tratado y que si los rusos
no los retiran romperán los acuerdos firmados. Lo que no dicen los americanos
es que la antigua URSS y ellos habían acordado la prohibición de desarrollar y
desplegar sistemas antimisiles, que no son armas defensivas, porque, en teoría,
permitiría asestar un demoledor ataque nuclear sin miedo a la respuesta. Si el
tratado sobre eliminación de misiles nucleares de alcance medio y corto, que
tantos esfuerzos costó lograr, se tira a la papelera de la Historia, Europa
Occidental sería la primera en recibir una demoledora respuesta nuclear si
Rusia fuera atacada. Se trata de dejar a Rusia, y esto entronca con lo que está
pasando con Venezuela, completamente indefensa. En un mundo de recursos
limitados, Rusia tiene inmensas riquezas naturales, quien las posea será el
dueño de la Tierra. “Y dijo el maligno: ¿hay alguien, en su sano juicio, que se
atreva a discutir que el siglo XX fue enteramente mío?”, pues bien, locos, como Mussolini, que casualmente hacía las mismas muecas que hace Trump,
dieron el siglo XX a Satanás y algunos están empeñados en darle también el
siglo XXI.
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