El nuevo presidente de Andalucía,
Juan Manuel Moreno Bonilla, es un hombre con mucha baraka, que es como los
moros, ahora llamados magrebíes, llaman a la suerte. En efecto, Bonilla había
sido enviado por su partido, el PP, a Andalucía para ver si eran capaces de
levantar cabeza en esa comunidad autónoma. Bueno, si somos justos tenemos que
decir que los populares habían ganado las elecciones en Andalucía en el año
2.012 y que fue gracias a IU, que dio los votos de sus diputados a Susana Díaz
para que fuera investida presidenta, que no gobernó entonces la derecha. La baronesa
socialista pagó a IU ese inmenso favor no implementando los acuerdos firmados
con la coalición y tomando a Ciudadanos como muletilla. En fin, Pedro Sánchez
nos podría hablar largo y tendido sobre la verdadera condición de la sevillana
y sobre la seriedad de sus compromisos. Moreno Bonilla cometió un error, como
lo cometió en Asturias Mercedes Fernández, no identificó al caballo ganador y
apostó por Soraya Sáenz de Santamaría. Una vez que llegó Casado y su equipo a
la dirección del PP la caída en desgracia de Bonilla estaba cantada. Pero, hete
aquí, que Susana Díaz disuelve la Junta y convoca elecciones autonómicas en
Andalucía, cogiendo al PP con el pie cambiado y sin tiempo para reaccionar. Se
decide entonces mantener a Moreno Bonilla como candidato a la presidencia
andaluza. Primer golpe de suerte. Se celebran las elecciones y, como era de
prever, los populares sufren uno de sus peores batacazos en la región,
perdiendo más de 300.000 votos y nada menos que siete diputados. Pero, hete
aquí que muchísimos votantes de izquierda, hartos con la corrupción y el
enchufismo del régimen socialista andaluz y de las bobadas de Unidos Podemos
(Adelante Andalucía) deciden quedarse en su casa y no ir a votar, exactamente
igual que más de un millón de ellos lo hicieron en las últimas elecciones
generales. Si no haces autocrítica, no rectificas y te empecinas en el error, pues
lo lógico es que te vuelva a pasar lo mismo. Pues lo mismo le pasó a la
izquierda. Segundo golpe de suerte para Bonilla. El candidato popular jamás
habría llegado a la presidencia de Andalucía si no hubiera sido merced a los
errores de la izquierda. Esos errores, como ha pasado en una buena parte de
Europa, hicieron emerger a la ultraderecha, a esa ultraderecha a la que
Bonilla, de forma increíble, ha vendido la moto y engañado como pardillos y que
gracias a ella, y a los que han estado gobernando con los socialistas hasta
hace cinco minutos, Ciudadanos, ha sido investido presidente. Tercer golpe de
suerte. Indiscutiblemente, Bonilla es un tipo con baraka, si yo fuera él iría
corriendo a echar una primitiva, seguro que le toca el bote.
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