jueves, 24 de enero de 2019

RESCATE DE JULEN

Lo primero dar mi más sentido pésame a esos padres, que ya habían sido castigados por la tragedia familiar y que han tenido que volver a sufrir otro calvario, y mi reconocimiento y agradecimiento en especial al a Brigada de Salvamento Minero y a la Guardia Civil que, como tantas veces, han vuelto a arriesgar sus vidas, pero también a particulares y empresas que, desinteresadamente, han puesto los medios y han arrimado el hombro. Pero dicho esto, señores, se ha terminado el show, un vergonzoso espectáculo de periodismo amarillo, de pastores evangelistas promocionándose aprovechando su propia desgracia familiar y de buscadores de audiencia a cualquier precio, incluso dando esperanzas de encontrar al niño con vida cuando era algo físicamente imposible. Esta desgracia no solo ha servido para ver muestras de solidaridad, también para observar hasta donde se pueden aprovechar algunos de las desgracias, de la cantidad de miles de caras miles de obras que se hacen en España sin permiso y sin pagar el IVA y de la dejación de funciones de los Gobiernos y del Estado. Un periodista comentaba hoy que, con las feas connotaciones que esto tiene, si quieres triunfar en TV tienes que hacer programas para una señora andaluza de cincuenta y tantos años con muy poco nivel cultural. Si el Estado te lo permite, claro. Lo primero dar mi más sentido pésame a esos padres, que ya habían sido castigados por la tragedia familiar y que han tenido que volver a sufrir otro calvario, y mi reconocimiento y agradecimiento en especial al a Brigada de Salvamento Minero y a la Guardia Civil que, como tantas veces, han vuelto a arriesgar sus vidas, pero también a particulares y empresas que, desinteresadamente, han puesto los medios y han arrimado el hombro. Pero dicho esto, señores, se ha terminado el show, un vergonzoso espectáculo de periodismo amarillo, de pastores evangelistas promocionándose aprovechando su propia desgracia familiar y de buscadores de audiencia a cualquier precio, incluso dando esperanzas de encontrar al niño con vida cuando era algo físicamente imposible. Esta desgracia no solo ha servido para ver muestras de solidaridad, también para observar hasta donde se pueden aprovechar algunos de las desgracias, de la cantidad de miles de caras miles de obras que se hacen en España sin permiso y sin pagar el IVA y de la dejación de funciones de los Gobiernos y del Estado. Un periodista comentaba hoy que, con las feas connotaciones que esto tiene, si quieres triunfar en TV tienes que hacer programas para una señora andaluza de cincuenta y tantos años con muy poco nivel cultural. Si el Estado te lo permite, claro. Lo primero dar mi más sentido pésame a esos padres, que ya habían sido castigados por la tragedia familiar y que han tenido que volver a sufrir otro calvario, y mi reconocimiento y agradecimiento en especial al a Brigada de Salvamento Minero y a la Guardia Civil que, como tantas veces, han vuelto a arriesgar sus vidas, pero también a particulares y empresas que, desinteresadamente, han puesto los medios y han arrimado el hombro. Pero dicho esto, señores, se ha terminado el show, un vergonzoso espectáculo de periodismo amarillo, de pastores evangelistas promocionándose aprovechando su propia desgracia familiar y de buscadores de audiencia a cualquier precio, incluso dando esperanzas de encontrar al niño con vida cuando era algo físicamente imposible. Esta desgracia no solo ha servido para ver muestras de solidaridad, también para observar hasta donde se pueden aprovechar algunos de las desgracias, de la cantidad de miles de caras miles de obras que se hacen en España sin permiso y sin pagar el IVA y de la dejación de funciones de los Gobiernos y del Estado. Un periodista comentaba hoy que, con las feas connotaciones que esto tiene, si quieres triunfar en TV tienes que hacer programas para una señora andaluza de cincuenta y tantos años con muy poco nivel cultural. Si el Estado te lo permite, claro. Lo primero dar mi más sentido pésame a esos padres, que ya habían sido castigados por la tragedia familiar y que han tenido que volver a sufrir otro calvario, y mi reconocimiento y agradecimiento en especial al a Brigada de Salvamento Minero y a la Guardia Civil que, como tantas veces, han vuelto a arriesgar sus vidas, pero también a particulares y empresas que, desinteresadamente, han puesto los medios y han arrimado el hombro. Pero dicho esto, señores, se ha terminado el show, un vergonzoso espectáculo de periodismo amarillo, de pastores evangelistas promocionándose aprovechando su propia desgracia familiar y de buscadores de audiencia a cualquier precio, incluso dando esperanzas de encontrar al niño con vida cuando era algo físicamente imposible. Esta desgracia no solo ha servido para ver muestras de solidaridad, también para observar hasta donde se pueden aprovechar algunos de las desgracias, de la cantidad de miles de caras miles de obras que se hacen en España sin permiso y sin pagar el IVA y de la dejación de funciones de los Gobiernos y del Estado. Un periodista comentaba hoy que, con las feas connotaciones que esto tiene, si quieres triunfar en TV tienes que hacer programas para una señora andaluza de cincuenta y tantos años con muy poco nivel cultural. Si el Estado te lo permite, claro. Lo primero dar mi más sentido pésame a esos padres, que ya habían sido castigados por la tragedia familiar y que han tenido que volver a sufrir otro calvario, y mi reconocimiento y agradecimiento en especial al a Brigada de Salvamento Minero y a la Guardia Civil que, como tantas veces, han vuelto a arriesgar sus vidas, pero también a particulares y empresas que, desinteresadamente, han puesto los medios y han arrimado el hombro. Pero dicho esto, señores, se ha terminado el show, un vergonzoso espectáculo de periodismo amarillo, de pastores evangelistas promocionándose aprovechando su propia desgracia familiar y de buscadores de audiencia a cualquier precio, incluso dando esperanzas de encontrar al niño con vida cuando era algo físicamente imposible. Esta desgracia no solo ha servido para ver muestras de solidaridad, también para observar hasta donde se pueden aprovechar algunos de las desgracias, de la cantidad de miles de caras miles de obras que se hacen en España sin permiso y sin pagar el IVA y de la dejación de funciones de los Gobiernos y del Estado. Un periodista comentaba hoy que, con las feas connotaciones que esto tiene, si quieres triunfar en TV tienes que hacer programas para una señora andaluza de cincuenta y tantos años con muy poco nivel cultural. Si el Estado te lo permite, claro. Lo primero dar mi más sentido pésame a esos padres, que ya habían sido castigados por la tragedia familiar y que han tenido que volver a sufrir otro calvario, y mi reconocimiento y agradecimiento en especial al a Brigada de Salvamento Minero y a la Guardia Civil que, como tantas veces, han vuelto a arriesgar sus vidas, pero también a particulares y empresas que, desinteresadamente, han puesto los medios y han arrimado el hombro. Pero dicho esto, señores, se ha terminado el show, un vergonzoso espectáculo de periodismo amarillo, de pastores evangelistas promocionándose aprovechando su propia desgracia familiar y de buscadores de audiencia a cualquier precio, incluso dando esperanzas de encontrar al niño con vida cuando era algo físicamente imposible. Esta desgracia no solo ha servido para ver muestras de solidaridad, también para observar hasta donde se pueden aprovechar algunos de las desgracias, de la cantidad de miles de caras obras que se hacen en España sin permiso y sin pagar el IVA y de la dejación de funciones de los Gobiernos y del Estado. Un periodista comentaba hoy que, con las feas connotaciones que esto tiene, si quieres triunfar en TV tienes que hacer programas para una señora andaluza de cincuenta y tantos años con muy poco nivel cultural. Si el Estado te lo permite, claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario