viernes, 22 de diciembre de 2017

SORPASSO EN CATALUÑA

Los resultados globales de las elecciones catalanas no han deparado sorpresas, independentistas y unionistas siguen divididos casi al 50% y esa empieza a ser una foto fija de la sociedad catalana de los últimos tiempos. Aunque los independentistas han ganado en escaños, han perdido en votos, exactamente igual que sucedió en las anteriores elecciones autonómicas catalanas. Quiere esto decir que si hubiera habido un referéndum legal, pactado y con todas las garantías, algo que no es posible con la actual Constitución, los secesionistas lo hubieran perdido. Está clarísimo que con estos mimbres el procés debe darse por muerto y enterrado, al menos de momento, porque la correlación de fuerzas, y de votos, no permite la independencia.
No le demos vueltas, no hay combinación posible que permita formar Gobierno que no sea  la suma de partidos independentistas y serán exactamente los mismos que estuvieron gobernando la pasada legislatura los que tengan otra vez en sus manos la Generalitat, eso sí, con dos diputados menos, porque antes Junts per Sí más la CUP tenían 72 diputados y ahora JuntsXCat, ERC y la CUP suman 70. La mayoría absoluta son 68. No se puede decir que los independentistas hayan cosechado un éxito después de la aplicación del artículo 155, porque han perdido votos y escaños.

Pero, hay que hacer otros análisis de lo que ha pasado el 21D. Si es una sorpresa que el partido de Puigdemont, heredero de una CIU dinamitada y minimizada, haya sido la fuerza independentista más votada, lo mismo cabría decir del magnífico resultado obtenido por Ciudadanos. El partido de Inés Arrimadas y Albert Rivera no solo ha ganado las elecciones y ha obtenido nada menos que 37 diputados y el 25.35% de los votos, ha robado la cartera a todos los no independentistas. Nadie, ni ellos mismos, esperaban unos resultados tan contundentes. A mí modo de ver se están haciendo lecturas equivocadas del corrimiento del voto entre las formaciones. Algunos analistas dicen que los de la antigua Unió han votado ahora mayoritariamente a Ciudadanos y que por eso el partido de Arrimadas ha subido tanto, pero yo creo que esos votantes se han ido al PSC y son los votantes socialistas, y hasta muchos de Los Comunes, los que se han ido a Ciudadanos. Algunas formaciones políticas y supuestos expertos electorales no han entendido que en estas elecciones no se votaba en clave izquierda-derecha sino en clave independencia sí o no. Ya en los pasados comicios autonómicos catalanes se había observado un fuerte corrimiento hacia el naranja del espectro político no independentista y el llamado “cinturón rojo” de Barcelona había dado muchos votos a Ciudadanos, hasta convertirlo en el primer partido de la oposición en Cataluña. No es que los trabajadores catalanes se hayan vuelta ahora de derechas es que, ya lo he dicho, en Cataluña se vota ahora en otra clave. Los que se fueron a vivir más allá de Orión (Los Comunes) ven ahora el resultado de su ceguera y después de ganar las dos últimas elecciones generales en Cataluña pierden tres escaños en las autonómicas y se quedan con solo ocho. Los socialistas capean el temporal y ganan un diputado. No es, ni mucho menos, un buen resultado, pero después de las últimas bobadas de Iceta, como pedir indultos, podría haber sido peor. Los anarquistas de la CUP y el PP sufren una auténtica debacle perdiendo seis y ocho escaños respectivamente (se quedan con cuatro y tres). La ambigüedad ha sido castigada y la firmeza premiada y eso necesariamente va a tener repercusiones en el resto de España. Ciudadanos se vislumbra como el relevo que la derecha corrupta del PP necesita y la izquierda sigue su travesía del desierto, perdido el Norte, las ideas y la perspectiva de la realidad. Cuando se trata de la unidad de España, bromas, las justas. Puigdemont y Arrimadas, enfrentados a cara de perro pero al alimón, han dado el sorpasso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario