¿Se acuerda usted de la frase?
fue acuñada por José María Aznar cuando era presidente del Gobierno y fueron
muchos los que la repetían como loros. Entonces nuestro país crecía mas que
nadie en Europa, llegaban inmigrantes a millones, porque se necesitaba un
ejército de reserva que permitiera mantener los salarios bajos, y en aquella
fiesta muchos se hacían ricos. Aquella España, que iba tan bien, asentaba su
crecimiento económico en la burbuja del ladrillo, un invento para que los
constructores y los bancos se forraran a costa de hipotecas a 40 años que
tendrían que pagar los trabajadores. Mientras Aznar hablaba catalán en la
intimidad, porque necesitaba a los del 3% para que apoyaran sus políticas, el
Gobierno del PP privatizaba todas las empresas públicas rentables españolas
bajo la cortada, y la mentira, de que era una exigencia de la Unión Europea. Fue
en aquella coyuntura cuando el ministro de Industria, Piqué, no dijo que al
privatizar las Eléctricas habría mas competitividad y bajaría el precio de la
luz. La privatización de nuestras empresas ya había comenzado con los Gobiernos
de Felipe González. Como todos sabemos, aquí pocos se escandalizan, ambos
expresidentes se enchufaron luego en las mismas empresas que habían
privatizado, en lo que se dio en llamar “puertas giratorias”. Con el dinero que
se recaudó de la venta de las empresas estatales y con los impuestos que
generaba la burbuja financiero-inmobiliaria, salían las cuentas. Pero, no fue
aquel desastre en la planificación económica lo que acabó con el Gobierno de
Aznar, pues todavía no había estallado la crisis, fue, como todos sabemos, otra
de sus mentiras, la mas gorda, porque esta salpicaba de sangre. Las elecciones
generales estaban al caer y pocos días antes hubo unos horribles atentados en
el Metro de Madrid. Eso, en principio, no tendría porqué haber perjudicado las
expectativas electorales del PP, al contrario, lo normal es que la gente apoye
como una piña al Gobierno. Pero, José María Aznar y los suyos sabían
perfectamente que los españoles iban a asociar los atentados con la foto de las
Azores y con la participación de nuestro país en la Guerra de Irak y que eso
les podía hacer perder las elecciones, por eso mintieron echándole la culpa a
ETA. Pero, la gente no tragó y el PP perdió las elecciones.
Aquella España del pelotazo,
seamos justos, no empezó con Aznar ¿quién no recuerda las políticas de Boyer y
Solchaga y lo que entonces decía D. Carlos, el ministro de Economía socialista:
“España es el país donde uno se puede hacer rico mas rápidamente”. Y tampoco se
acabó con la salida de los populares del Gobierno, porque Zapatero continuó con
esas locas políticas hasta que estalló la crisis y Obama y Merkel lo pusieron
firmes.
Mariano Rajoy recibió una España
casi en quiebra técnica, con el diferencial de la prima de riesgo por las
nubes, con un paro estratosférico y con una crisis bancaria (en concreto de las
Cajas de Ahorros) que obligó a nuestro país a endeudarse todavía mas para que
el sistema financiero no se viniera abajo. Entonces, como siempre, tocó a los
trabajadores, a los pensionistas, a los funcionarios, a los autónomos, pagar
los platos rotos, al tiempo que crecían los millonarios en España mas que en
ningún otro país de la OCDE. Lo primero que hizo Rajoy fue una Reforma Laboral
salvaje que bajó drásticamente salarios y derechos laborales. Ya Zapatero había
bajado un 5% el sueldo de los funcionarios, congelado las pensiones y subido la
edad de jubilación a los 67 años. Aquellos créditos milmillonarios que se
pidieron al BCE para salvar el culo a los bancos y que iban a ser devueltos a las arcas públicas en
realidad no lo han sido, una vez saneadas las Cajas de Ahorros casi se regalaron a la gran banca privada (aún estamos en ese proceso) y, al
bajar los salarios y precarizarse el mercado laboral, cayó en picado la
recaudación de la Seguridad Social. La hucha de las pensiones está casi agotada
y el Gobierno tiene ya que pedir créditos para pagar la paga extra de los
pensionistas. Al mismo tiempo, la Deuda pública española ya es la mas alta desde la Guerra de Cuba, el
100% del PIB, el 136% del PIB si computamos amortizaciones, pero, como cuando
nos lo decía Aznar, nos siguen mintiendo: ¡España va bien!
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