miércoles, 21 de junio de 2017

NUEVO PRÍNCIPE HEREDERO

Hay veces en que te gustaría no tener razón y equivocarte plenamente. Hace algún tiempo escribí un artículo sobre el joven ministro de Defensa Saudí, Muhammad Bin Salman, que, a sus 29 años, ahora tiene 31, acababa de ser nombrado para ese cargo. En ese escrito afirmaba que entre sus primeras actuaciones estuvo organizar la guerra contra Yemen, país que la aviación saudí estaba arrasando entonces y que a día de hoy, la guerra continúa, ha sumido aquel país en un gigantesco drama humanitario, pues la flota saudí ejerce un férreo bloqueo que impide la entrada de alimentos. También escribía entonces que algunos analistas, aparentemente bien informados, coincidían en afirmar que Bin Salman era el “hombre mas peligroso del mundo” y que su ambición no tenía limites, hasta el punto que incluso el príncipe heredero le tenía miedo. Pues bien, el príncipe heredero, Muhammad Bin Nayed, acaba de ser destituido y Bin Salman acaba de ser nombrado nuevo sucesor al trono, conservando, además, el ministerio de Defensa, que no solo dirige las Fuerzas Armadas, también buena parte de los grupos policiales y de represión política. Tampoco es una casualidad que el anterior príncipe heredero, Bin Nayed, también haya sido destituido del cargo de ministro de Interior que ostentaba al tiempo que Bin Salman ha sido designado viceprimer ministro.  Por desgracia, el tiempo me ha dado la razón.
Bin Salman es un sátrapa muy peligroso y fanático que ya dirige, de facto, el Estado mas tiránico de la Tierra. A mí me hace mucha gracia cuando los mismos que critican algunas dictaduras soslayan siempre esta, la mas grande. Bin Salman, a diferencia de otros príncipes saudíes, ha estudiado en el reino, no en el exterior, y se nota. Yo estoy convencido que conoce bien la Historia y que está utilizando la misma táctica del creador de los hashshashin, Hassan al- Sabbah, un persa que nació en la ciudad de Qom, actual Irán, en 1.034 y que después de abrazar el ismailismo, una rama esotérica del Islam que defiende una interpretación muy peculiar del Corán, creo una orden criminal, los hashshashin, de donde deriva la palabra asesino. Mediante fanáticos suicidas a los que se prometía el Paraíso, la secta sembró el terror en los países de la zona y Hassan al-Sabbah se aseguró la impunidad y hasta la protección de las autoridades, pues todos temían ser víctimas de sus hashshashin. En efecto, el ministro de Defensa saudí, viceprimer ministro y príncipe heredero, está detrás de los grupos yihadistas que operan en Irak, Siria, Yemen y otras partes del mundo, armándolos y financiándolos. Aunque no solo él, naturalmente. Hace algún tiempo, para muestra basta un botón, David Petraeus, general de cuatro estrellas de los EE UU, con amplia experiencia en las guerras de Irak y Afganistán y que fue director de la CIA hasta noviembre de 2.012, en que fue destituido por un escándalo de faldas, se reunió con Bin Salman, que ya ejercía de ministro de Defensa, Petraeus seguía haciendo trabajos sucios y trabajando para la CIA. En la reunión se trató de que el grupo terrorista Frente Al Nusra, que por aquel entonces era todavía el mayor enemigo del Ejército Árabe Sirio y del régimen de Damasco, cambiara su nombre y se desvinculara de Al Qaeda, la organización que saudíes y norteamericanos, con la inestimable ayuda de Pakistán, habían creado tiempo atrás para echar a los soviéticos de Afganistán. El motivo no era otro que eso era imprescindible para que los saudíes pudieran seguir financiando al Frente al Nusra, pues empezaba a circular en las redes que los que se comían los corazones de los prisioneros y enviaban niños con cinturones de explosivos eran una rama de la organización criminal que creó Bin Laden y que estaba siendo apoyada por Occidente y sus aliados árabes.

¿Cuál será la próxima fechoría de Muhammad Bin Salman, “el hombre mas peligroso del mundo” y de sus valedores? Pues, si juntamos que el mas próximo asesor de Donald Trump, su yerno, es un extremista judío defensor de Israel, que los EE UU acaban de cerrar un contrato por 110.000 millones de dólares con Arabia Saudí, que el entramado militar-industrial necesita justificar un Presupuesto USA de Defensa de nada menos que 620.000 millones de dólares y que las guerras de Siria y Irak tocan a su fin y lo metemos todo en una coctelera y lo agitamos, el brebaje que nos sale es una guerra contra Irán. También ahora quisiera equivocarme, porque las consecuencias pueden ser terribles.

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