Hay veces en que te gustaría no
tener razón y equivocarte plenamente. Hace algún tiempo escribí un artículo
sobre el joven ministro de Defensa Saudí, Muhammad Bin Salman, que, a sus 29
años, ahora tiene 31, acababa de ser nombrado para ese cargo. En ese escrito
afirmaba que entre sus primeras actuaciones estuvo organizar la guerra contra
Yemen, país que la aviación saudí estaba arrasando entonces y que a día de hoy,
la guerra continúa, ha sumido aquel país en un gigantesco drama humanitario,
pues la flota saudí ejerce un férreo bloqueo que impide la entrada de
alimentos. También escribía entonces que algunos analistas, aparentemente bien
informados, coincidían en afirmar que Bin Salman era el “hombre mas peligroso
del mundo” y que su ambición no tenía limites, hasta el punto que incluso el
príncipe heredero le tenía miedo. Pues bien, el príncipe heredero, Muhammad Bin
Nayed, acaba de ser destituido y Bin Salman acaba de ser nombrado nuevo sucesor
al trono, conservando, además, el ministerio de Defensa, que no solo dirige las
Fuerzas Armadas, también buena parte de los grupos policiales y de represión
política. Tampoco es una casualidad que el anterior príncipe heredero, Bin Nayed,
también haya sido destituido del cargo de ministro de Interior que ostentaba al
tiempo que Bin Salman ha sido designado viceprimer ministro. Por desgracia, el tiempo me ha dado la razón.
Bin Salman es un sátrapa muy
peligroso y fanático que ya dirige, de facto, el Estado mas tiránico de la
Tierra. A mí me hace mucha gracia cuando los mismos que critican algunas dictaduras
soslayan siempre esta, la mas grande. Bin Salman, a diferencia de otros
príncipes saudíes, ha estudiado en el reino, no en el exterior, y se nota. Yo
estoy convencido que conoce bien la Historia y que está utilizando la misma
táctica del creador de los hashshashin, Hassan al- Sabbah, un persa que nació
en la ciudad de Qom, actual Irán, en 1.034 y que después de abrazar el
ismailismo, una rama esotérica del Islam que defiende una interpretación muy
peculiar del Corán, creo una orden criminal, los hashshashin, de donde deriva
la palabra asesino. Mediante fanáticos suicidas a los que se prometía el Paraíso,
la secta sembró el terror en los países de la zona y Hassan al-Sabbah se
aseguró la impunidad y hasta la protección de las autoridades, pues todos
temían ser víctimas de sus hashshashin. En efecto, el ministro de Defensa
saudí, viceprimer ministro y príncipe heredero, está detrás de los grupos
yihadistas que operan en Irak, Siria, Yemen y otras partes del mundo,
armándolos y financiándolos. Aunque no solo él, naturalmente. Hace algún
tiempo, para muestra basta un botón, David Petraeus, general de cuatro
estrellas de los EE UU, con amplia experiencia en las guerras de Irak y Afganistán
y que fue director de la CIA hasta noviembre de 2.012, en que fue destituido por
un escándalo de faldas, se reunió con Bin Salman, que ya ejercía de ministro de Defensa, Petraeus seguía haciendo trabajos sucios y trabajando para la CIA. En
la reunión se trató de que el grupo terrorista Frente Al Nusra, que por aquel
entonces era todavía el mayor enemigo del Ejército Árabe Sirio y del régimen de
Damasco, cambiara su nombre y se desvinculara de Al Qaeda, la organización que
saudíes y norteamericanos, con la inestimable ayuda de Pakistán, habían creado
tiempo atrás para echar a los soviéticos de Afganistán. El motivo no era otro
que eso era imprescindible para que los saudíes pudieran seguir financiando al
Frente al Nusra, pues empezaba a circular en las redes que los que se comían
los corazones de los prisioneros y enviaban niños con cinturones de explosivos
eran una rama de la organización criminal que creó Bin Laden y que estaba
siendo apoyada por Occidente y sus aliados árabes.
¿Cuál será la próxima fechoría de
Muhammad Bin Salman, “el hombre mas peligroso del mundo” y de sus valedores?
Pues, si juntamos que el mas próximo asesor de Donald Trump, su yerno, es un
extremista judío defensor de Israel, que los EE UU acaban de cerrar un contrato
por 110.000 millones de dólares con Arabia Saudí, que el entramado
militar-industrial necesita justificar un Presupuesto USA de Defensa de nada
menos que 620.000 millones de dólares y que las guerras de Siria y Irak tocan a
su fin y lo metemos todo en una coctelera y lo agitamos, el brebaje que nos
sale es una guerra contra Irán. También ahora quisiera equivocarme, porque
las consecuencias pueden ser terribles.
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