Si alguien dice que sabe lo que
sucede en Oriente Medio es que no lo conoce, por eso no voy a ser yo el que, en
un ejercicio simplista, quiera explicar todas las claves de lo que está
sucediendo, no las sé, aunque intuyo algunas. Varios países han roto, por
sorpresa, relaciones diplomáticas con Qatar, entre ellos Arabia Saudí, Emiratos
Árabes Unidos, Baréin y Egipto, es decir, dictaduras horribles que han masacrado
a sus propios ciudadanos y que llevan apoyando a los terroristas yihadistas
desde hace mucho tiempo. Todo el mundo sabe que Arabia Saudí es el principal padrino
de grupos de mercenarios asesinos, como el antiguo Frente Al Nusra, que opera
desde hace años en Siria. Este grupo terrorista, después de un acuerdo entre la
CIA y las autoridades saudíes, se cambió de nombre y de desligó de Al Qaeda
para pasar a ser un grupo “rebelde” y poder seguir recibiendo armas y
financiación, aunque nadie tragó con esa patraña. También es de conocimiento público
que Egipto fue una pieza clave en la agresión de la OTAN a Libia, pues allí se
artillaron los cientos de vehículos Toyota 4X4, totalmente nuevos, que Arabia Saudí
cedió gentilmente a los yihadistas a sueldo para derrocar a Al Gaddafi. Es
decir, las fechorías de dictadores como Al Sisi o como la monarquía de los Saud
son sobradamente conocidas, ametrallando manifestantes, decapitando opositores,
o invadiendo y bombardeando países a sangre y fuego, como hicieron los saudíes
en Baréin, en plena Primavera Árabe, o están haciendo desde hace tiempo en
Yemen, provocando una hambruna y un drama humanitario de dimensiones enormes.
Por eso llama la atención que esos países, con los Gobiernos mas
impresentables, se hayan puesto de acuerdo para acusar a Qatar de financiar a
los terroristas, que hayan roto relaciones todos a una, y que incluso hayan
cerrado la frontera para impedir la entrada de alimentos. En efecto, cientos de
camiones cargados de alimentos se apiñan en estos momentos en la frontera entre
Arabia Saudí y Qatar, la única comunicación terrestre, por allí entran mas del
90% de los víveres.
El Gobierno de Riad, la mano que
mece la cuna, esgrime acusaciones incongruentes y muy poco convincentes, porque
por un lado dice que Doha financia a los terroristas suníes y por otro dice que
coquetea con Irán y con grupos chiítas como Hezbolá. Debemos recordar, que Qatar
es un gran productor de petróleo, que tiene unas reservas enormes, que es el principal productor de gas licuado del mundo (del que abastece principalmente a India y China) y que tiene
la mayor renta per cápita del mundo. También los EE UU tienen allí una base
aérea importantísima, donde hay desplegados hasta bombarderos estratégicos
B-52. Puede que eso no tenga nada que ver con lo que está pasando, o puede que
sí. Qatar lleva mucho tiempo irritando a los saudíes, pero no por lo que los
acusan sino porque se ha convertido en un Estado moderno donde el fundamentalismo
sunita es mas relajado. Los saudíes no llevan ver a las azafatas cataríes
enseñando las piernas y sin velo, no llevan el nuevo aire de libertad que allí
se empieza a respirar, no llevan lo que les pone en la televisión la cadena Al
Jazeera. Lo primero que ha hecho Arabia Saudí, al tiempo que rompía relaciones
con Qatar, es cerrar la oficina de Al Jazzera en su país. Esa es la intromisión
en los asuntos internos que denuncian, la de la libertad de información en la
mayor dictadura de la Tierra. Yo creo, sin que asegure que estoy en posesión de
la verdad, que esa es la principal razón de lo que está sucediendo, aunque el
problema es poliédrico, tiene muchas otras caras y otras aristas. A sabiendas
de la catadura moral de los que han iniciado las hostilidades, cualquier desenlace
es posible y me temo que lo que en verdad se pretende es violentar la soberanía
de Qatar y derrocar a su monarquía para que otros puedan imponer allí sus tesis económicas, estratégicas y morales.
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