Si pensábamos que lo habíamos
visto todo después de lo que aconteció en el PSOE, donde los poderes fácticos,
apoyándose en los barones regionales y otros conspicuos socialistas,
protagonizaron un golpe contra el secretario general que había elegido la militancia,
otros movimientos parecidos, también disfrazados cínicamente como “lo mejor
para la organización”, están sucediendo ahora en Izquierda Unida y es precisamente
en Asturias, feudo de los conspiradores, donde mejor se visualizan esas viles
maniobras.
Todos recordamos que antes de las
últimas elecciones generales hubo gente en IU que no quería concurrir
electoralmente junto a Podemos. Eran una minoría insignificante, como demostró
la decisión votada democráticamente por la militancia, pero hacían ruido, sobre
todo porque su líder no era otro que Gaspar Llamazares, el portavoz
parlamentario de la coalición en la Junta General y excoordinador general de
IU, el mismo que logro el hito de dejar a la coalición con solo dos escaños en
el Congreso de los Diputados y en una situación penosa, tras años de
colaboración con el PSOE tragando con todas las medidas onerosas para los
trabajadores y con todas las fechorías de los socialistas. En las penúltimas
elecciones generales, mientras Podemos había obtenido 69 diputados, IU, con
Alberto Garzón al mando, había obtenido solo dos, quedando la coalición otra
vez en una grave situación política y económica. Afortunadamente, la dirección
federal supo reaccionar y, a pesar de los que hicieron todo lo posible por
poner palos en las ruedas, los militantes de IU decidieron que se acudiera en coalición
electoral con Podemos. Gracias a esa unión electoral y a pesar de que en total
se perdieron mas de un millón de votos en esas elecciones, la suma de Podemos e
IU mantuvieron los 71 diputados, e IU pasó de tener dos a tener ocho. Un éxito.
Todo el mundo sabe que nuestro sistema electoral perjudica gravemente a los
pequeños y a los que acuden a las elecciones fraccionados y favorece a los
grandes y a los unidos. Si no hubiera sido por Unidos Podemos quizá IU hubiera
subido algunos diputados, pero el conjunto de la izquierda hubiera sufrido una
auténtica debacle.
Alberto Garzón y la dirección
federal de IU no están satisfechos con el papel que ahora representa la coalición
dentro de Unidos Podemos y quieren mas protagonismo y visibilidad, entre otras
cosas porque IU es una organización diferente a Podemos, que tiene su propia
historia y su propia visión de las cosas. Nadie en IU discute eso. Pero, al
calor de este debate han vuelto a las andadas los que quedaron en minoría y
fueron desautorizados por la militancia. No desean que IU mantenga su
protagonismo y su identidad, lo que desean es romper con Podemos, aunque no se
atreven a decirlo claramente. De momento solo dicen que no quieren que IU acuda
a próximas convocatorias electorales con Podemos. Estos días estamos asistiendo
a solemnes declaraciones y artículos, apelando a las emociones y al corazón de
la militancia, de los mismos y las mismas que estuvieron gobernando en Asturias
con el PSOE durante años mientras se despilfarraban los Fondos Mineros en chorradas
y nuestra región entraba en declive. Esos/as son los que, a sabiendas de que
Bruselas ha puesto 2.018 como fecha de caducidad para la minería, siguen
vendiendo motos y engañando a los asturianos, mientras llaman a la fracción y a
romper la unidad de la izquierda.
Afortunadamente, la militancia
socialista supo dar un golpe encima de las urnas y poner a los traidores en su
sitio. Para darse cuenta que acertaron solo hace falta ver como la derecha,
echando espuma por la boca, hace artículos y declaraciones virulentas a diario contra
Pedro Sánchez. La militancia de IU no debería dejarse engañar tampoco por los
que están, por ejemplo, mas interesados en pactar con Ciudadanos, en extraños
aquelarres que no pueden beneficiar a los trabajadores, que con Podemos.
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