martes, 27 de junio de 2017

EL LEGADO DE JAVIER FERNÁNDEZ

Cuando llegas a cierta edad las cosas que años atrás eran importantes dejan de serlo, o lo son bastante menos, tienes otras prioridades y ves el futuro con otra perspectiva. Empiezas a pensar en el recuerdo que quedará de ti y, sobre todo, en tu legado ¿qué les vas a dejar a tus hijos y a tus nietos? ¿qué les vas a dejar a los demás? Si esto es así para casi todos nosotros, también lo es para los políticos y para las personas que han tenido cierta relevancia social. Aunque cuando estemos dando geranios nuestro ego estará tan muerto como nosotros, a nadie le gusta dejar un mal recuerdo, que cuando alguien mente tu nombre diga lo malo que fuiste y que se lo espeten a tus vástagos. Por eso el legado es tan importante.
El presidente asturiano, Javier Fernández, ha sido el máximo responsable político de Asturias en los últimos años y si hiciéramos una encuesta entre los asturianos yo creo que ganarían con holgura los que hacen un balance negativo de su gestión, aunque me vienen a la memoria glosas exageradas de incondicionales o interesados en los medios de comunicación de la región, adulaciones públicas que han desaparecido como por encanto. Ya sabemos lo ruin que es la condición humana y que los mismos que cuando estás en la cresta de la ola te alaban suelen ser los primeros en hacer leña del árbol caído. No quiero hacer un análisis de todo lo que hemos vivido y hemos visto, cosas tremendas, porque no es este el objeto de mi escrito.
Asturias se encuentra en una situación muy difícil, políticamente, socialmente y económicamente. Nuestra región ha pasado de ser la segunda en renta per cápita de España a la segunda por la cola. Nuestro tejido productivo está destrozado y sin capacidad para generar la riqueza necesaria para mantener los servicios sociales básicos. Miles de nuestros jóvenes han tenido que emigrar para encontrar trabajo y cada vez nacen menos niños y hay mas viejos en Asturias. Industrias que fueron senyeras, como la minería del carbón, ya tienen próxima la fecha de caducidad y, mentiras aparte, una espada de Damocles, la de la desertización industrial, pende sobre las Cuencas Mineras Asturianas. También tenemos una Deuda creciente, cuya amortización se lleva una buena parte de los Presupuestos, que es parte de la herencia envenenada que vamos a dejar a nuestros descendientes. Los optimistas asturianos bien informados forzosamente tienen que ser pesimistas.

Asturias necesita un golpe de timón porque sino las generaciones mas jóvenes lo van a pasar muy mal. Y lo primero que necesita es un Gobierno fuerte que tenga como prioridad los problemas de Asturias y los asturianos. Los resultados de las elecciones autonómicas de 2.015 fueron los siguientes en número de diputados autonómicos por formación política: Partido Socialista 14, Partido Popular 11, Podemos 9, Izquierda Unida 5, Foro Asturias 3 y Ciudadanos 3, es decir, los diputados de la izquierda suman 28 escaños por solo 17 de la suma de las formaciones de derecha. A pesar de esa evidencia y de que el mandato de los asturianos es bien claro y bien explícito, el PSOE gobierna con una pírrica minoría de solo 14 diputados de un total de 45 y cuando necesita aprobar los Presupuestos se tiene que echar en brazos de la derecha a cambio de que los pobres paguen los impuestos a los ricos, como ha sucedido con la elevación del mínimo exento en el impuesto de Sucesiones. Esto no puede continuar así. Por supuesto, no voy a ser yo el que cargue toda la responsabilidad sobre los hombros de la FSA-PSOE y sobre el presidente del Principado, Javier Fernández, de esta situación, sabido es que las tres fuerzas políticas de la izquierda asturiana mantienen posturas distintas en asuntos cruciales. Pero sí creo que Fernández no ha hecho todavía los esfuerzos necesarios para lograr un consenso, un acuerdo de mínimos, para desbloquear la situación y propiciar un Gobierno de izquierda fuerte que acometa los retos pendientes. A pesar de todo lo que ha sucedido, el legado de Javier Fernández podría ser que finalmente rectificó por el bien de Asturias.

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