miércoles, 15 de marzo de 2017

¿F-35 B PARA ESPAÑA?

El Ministerio de Defensa ha sacado del congelador la decisión sobre la adquisición de aviones de fabricación norteamericana F-35 B de aterrizaje vertical para el buque de proyección estratégica Juan Carlos I, una decisión, casi tomada, que, al igual que Australia, que cuenta con dos buques (Camberra y Adelaida) similares, construidos en España por NAVANTIA, había quedado aplazada por dificultades presupuestarias y, sobre todo, por las dudas que las prestaciones operacionales de la nueva aeronave norteamericana había despertado entre los expertos. El F-35 Lightning II es un avión de quinta generación (con capacidad, en teoría, furtiva) que fabrica la compañía norteamericana Lockheed Martin como contratista principal, aunque hay cientos de subcontratistas, algunos de otros países que también están comprometidos en el programa. El avión fue diseñado para sustituir a varios modelos y poder cumplir las distintas misiones que esas aeronaves todavía realizan. Sobre todo debe sustituir a los F-16 de las fuerzas aéreas de los EE UU y de los países de la OTAN y también a los F-18 de la NAVY. Hay tres versiones del avión: el modelo A es el estándar, el B es de despegue y aterrizaje vertical y el C está diseñado para ser embarcado en los grandes portaaviones norteamericanos, tiene el tren de aterrizaje reforzado y las alas un poco mas largas para descender sobre la cubierta a menor velocidad. El modelo C es el mas elaborado y sofisticado, porque incorpora un sistema completamente automatizado para hacer fáciles las difíciles tomas de “tierra” en los portaaviones.
Si el programa del F-35 ya había tenido multitud de problemas y se había dilatado en el tiempo mucho mas de lo esperado, el resultado final del proyecto no puede ser mas desastroso. El precio se ha disparado y puede llegar fácilmente a los 120 millones de euros por unidad y, lo peor, las pruebas que se han realizado son decepcionantes. En concreto, la NAVY anunció que no haría mas pedidos que el inicial y que compraría mas F-18 de generación 4++ hasta poder disponer de una aeronave de sexta generación que cumpla las expectativas. Esa decisión seguramente será revisada por las presiones de la Casa Blanca que, eso sí, ha obligado al fabricante a hacer una rebaja en el precio del 30%.

España, como Australia, tiene un problema: no existe ningún otro avión de aterrizaje vertical (el despegue se hace utilizando la rampa inclinada 12 grados) en el mercado para sus pequeños portaaviones que pueda sustituir a los ya anticuados y al límite de su operatividad AV-8 Harrier. Es decir, el caro, difícil de mantener y de dudosa eficacia F-35 es la única opción si se quiere disponer de aviación embarcada. Ese es el meollo de la cuestión ¿necesita España un ala embarcada? Yo creo que no, porque nuestro país, que no tiene intereses estratégicos lejanos, ya dispone de tres magníficos portaaviones donde pueden operar todos los modelos del mercado: La Península Ibérica, Baleares y Canarias. Para nada se necesita un avión caro y problemático embarcado, con solo 900 kilómetros de alcance (F-35 B) cuando podemos tener otros mas baratos y mucho mejores basados en tierra. La opción inteligente sería meter en astillero al Juan Carlos I quitarle la rampa de 12 grados y dotarlo con un escuadrón de helicópteros de ataque Tigre y algunos antisubmarinos. Nuestra armada debe emplear sus escasos recursos en sacar de una vez adelante el programa del submarino S-80 Plus y en la fabricación de nuevas fragatas de última generación para sustituir a la viejas de la serie Santa María. Y nuestro Ejército del Aire debe ir pensando ya en que aviones de quinta generación serán necesarios para sustituir a los F-18, que tan buen resultado han dado. Las servidumbres políticas no deberían impedir, como no se lo impiden a Finlandia o India, poder disponer de magníficas aviones a buen precio. Pero, esa es otra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario