En diciembre de 2.015 Asturias
era noticia de portada en los telediarios: “mas de 150 incendios asolan la
comunidad autónoma asturiana”. No era la única región afectada por el fuego,
porque la oleada de incendios se propagó por toda la Cornisa Cantábrica, pero
sí la mas castigada. Los bomberos asturianos, a los que algunos impresentables
acusaron de ser los incendiarios, porque vivían un conflicto laboral,
estuvieron, como siempre, en primera línea y, junto con la Guardia Civil,
ayudaron a muchos vecinos y a sus animales a ponerse a salvo. Algunas casas no
pudieron ser salvadas y hubo gente que lo perdió todo. La Benemérita hizo
entonces una gran labor, no solo ayudando a los asturianos/as que se
encontraban en peligro, también porque envió, ex professo, un grupo de
investigación desde Madrid para determinar qué había sucedido y quienes eran
los responsables, si los había, de los fuegos. Las conclusiones del informe de
la Guardia Civil fueron demoledoras y no hicieron mas que confirmar lo que la
gente ya sospechaba y lo que los ecologistas llevaban denunciando desde hace
años: las inusuales condiciones meteorológicas, con fuertes vientos y altas
temperaturas, propagaron las quemas ilegales (el Gobierno del Principado las
había prohibido) que realizaron los ganaderos y algunos agricultores,
provocando una catástrofe donde ardieron mas de 15.000 hectáreas. Pues bien, el
Gobierno que preside D. Javier Fernández, algunas formaciones políticas y la
sociedad asturiana en general, en vez de tomar buena nota y tener presente que,
si no se tomaban medidas drásticas, una situación como aquella podría volver a
repetirse, han seguido compadreando con los pirómanos. Tal es así que en estos
momentos el ganado puede transitar y abonar los terrenos quemados, pero, no
contentos con eso, se quiere autorizar a los ganaderos a que puedan utilizar
las zonas quemadas como nuevo terreno de pasto. Esa medida ya se tomó en alguna
otra parte con resultados catastróficos, porque los incendios forestales ya no
fueron imprudencias, sino claramente intencionados, fue poner una antorcha y
una lata de gasolina en las manos de los ganaderos.
Algunos piensan, erróneamente,
que hay gente de ciudad y “ecologetas”, así nos llaman, empeñados en hacer la
puñeta a un sector productivo tradicional y estratégico para Asturias, como es
nuestra ganadería, para nada, porque somos los mismos que denunciamos en
numerosas ocasiones la injusticia de los precios en origen de la leche y las
dificultades que tienen nuestros productores para poder competir con los
lácteos importados, somos los mismos que creemos que la carne de vacuno
asturiano tiene un gran futuro si se apoya a los ganaderos, los que denunciamos
las acciones criminales de gentes, quiero creer una minoría, que matan lobos y
los cuelgan de las señales de tráfico e incendian nuestros montes.
Hemos tenido unos pocos días de
sol y con temperaturas alrededor de 20 grados y, cuando escribo estas líneas,
hay 61 incendios forestales activos en Asturias ¿Qué puede pasar, si no se
toman medidas, cuando llegue el verano? Por supuesto que hay graves
responsabilidades políticas en este asunto, desde no tener una política
forestar seria, con limpiezas programadas de matorrales y basuras, hasta, como
he dicho, querer autorizar la explotación ganadera de los terrenos quemados. En
una región donde hay decenas de miles de personas cobrando salarios sociales
sin hacer nada no se entiende que no haya gente para limpiar y vigilar el monte.
Las formaciones políticas de la oposición deberían exigir al presidente del Principado,
Javier Fernández, una comparecencia ante la Junta General para dar
explicaciones y también pedir la inmediata dimisión de la consejera Belén Fernández,
que ha dado pruebas mas que sobradas de incompetencia.
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