jueves, 23 de marzo de 2017

ATENTADO EN LONDRES

El atentado perpetrado por un yihadista en las inmediaciones del Parlamento Británico, que ha causado cuatro muertos y varios heridos, y las reacciones que ha provocado en Europa y en Occidente en general, vuelve a poner de manifiesto la hipocresía, el cinismo y las dos varas de medir de los que solo lloran cuando tienen el terrorismo en casa, un terrorismo, eso es lo peor, al que han amamantado y cuyos crímenes no les importan en absoluto cuando los padecen otros. En efecto, pocos días antes de los ataques del miércoles 22 de marzo en Londres, tanto en la capital siria, Damasco, como en la capital de Irak, Bagdad, los asesinos yihadistas habían perpetrado sendos atentados que sumaron centenares de víctimas sin que merecieran solemnes declaraciones de condena, minutos de silencio en memoria de las víctimas ni un solo lamento, ni una sola lágrima en la vieja Europa. Por supuesto que los musulmanes no son terroristas, podemos estar o no de acuerdo con sus creencias, pero no son unos asesinos, porque son precisamente ellos los que mueren todos los días a montones en Oriente Próximo, y no solo allí, en horribles atentados, tan cotidianos que ya casi no salen en los informativos.
Mientras lloran compungidos cuando las acciones terroristas afectan a Europa, compadrean con los que arman y financian a los terroristas. Mientras condenan los excesos en las cárceles sirias (Amnistía Internacional) no dicen absolutamente nada de los crímenes aberrantes de los asesinos del antiguo Frente Al Nusra y del Estado Islámico, mientras premian al servicio de socorro yihadista (Cascos Blancos) que hasta utiliza niños para sus montajes cinematográficos, soslayan o minimizan cómo los prisioneros son metódicamente torturados y asesinados de las maneras mas atroces por los yihadistas. Si usted necesita un ejemplo evidente de las dos varas de medir solo tiene que fijarse en el muy diferente trato informativo de la batalla por la liberación de Alepo y la de Mosul. Mientras se criticaban constantemente los bombardeos de la aviación rusa y del Ejército Árabe Sirio por su impacto en la población civil, callan como muertos las consecuencias de los bombardeos de la coalición que lidera EE UU en la capital del Kurdistán iraquí. Desde el propio Reino Unido, ahora tan afligido, se organizaba el cotarro, creando sus servicios secretos para el exterior, el MI6, una oficina dirigida por un exilado sirio, El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, para dar cobertura mediática a los yihadistas y desprestigiar al Gobierno sirio. Una oficina, dicho sea de paso, con sede a 150 kilómetros de Londres y sin nadie para verificar lo que dice sobre el terreno. El mismo país que arrasó las poblaciones alemanas de Hamburgo y Dresde critica los bombardeos rusos para acabar con los terroristas.
Yo estoy consternado por las víctimas del atentado de Londres y acompaño en el sentimiento a sus familiares y amigos, pero lo condeno en la misma medida que los atentados que sufren los demonizados musulmanes en su tierra, no solo de los terroristas yihadistas, también de Estados como Arabia Saudí que, no solo financia a los asesinos, ha sumido Yemen en un drama humanitario, o Israel, que bombardea Siria cuando le viene en gana. Hasta hace poco pensaba que solo había algo peor que la injusticia, la traición, pero empiezo a creer que aún son peores las lágrimas de cocodrilo.

FOTO 1: Atentado en Londres
FOTO 2: Enésimo atentado en Damasco


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